Ya tengo mi ejemplar de El Juego del Ángel de Carlos Ruiz Zafón, recién salido hoy del horno. Siete años ha tardado en cerrarla definitivamente. Muchas ganas tenía ya de empezar a leer esta nueva aventura y dejarme atrapar como aquella primera vez por la palabra de un desconocido autor de literatura juvenil que publicaba una novela de título bien elegido: La Sombra del Viento. Hoy (y quizá no por desgracia) ni aquel autor ni aquella novela pasan desapercibidas a los lectores de medio mundo. Afortunadamente yo había leído La Sombra del Viento hacía un par de años cuando la marabunta de ediciones, críticas, lecturas variopintas y aplausos parecieron ponerse de acuerdo. Fue pesadísimo oír a todo el mundo hablar de lo mismo, lo reconozco, pero los elogios eran merecidos.
Me gusta Ruiz Zafón y su literatura (recomiendo encarecidamente Marina), y es una buena noticia que su nueva novela llegue a las librerías de España. Regresa el autor al Cementerio de los Libros Olvidados, reelige el tema del mundo del libro, los escritores y las librerías como telón de fondo y nuevamente Barcelona se metamorfosea en personaje vivísimo con manos y ojos que todo lo ocupan. El primer párrafo del comienzo de El Juego del Ángel vuelve a ser fantástico:
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«Un escritor nunca olvida la primera vez que acepta unas monedas o un elogio a cambio de una historia. Nunca olvida la primera vez que siente el dulce veneno de la vanidad en la sangre y cree que, si consigue que nadie descubra su falta de talento, el sueño de la literatura será capaz de poner techo sobre su cabeza, un plato caliente al final del día y lo que más anhela: su nombre impreso en un miserable pedazo de papel que seguramente vivirá más que él. Un escritor está condenado a recordar ese momento, porque para entonces ya está perdido y su alma tiene precio».
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Porque cuando un escritor vende mucho casi siempre se discute su calidad, Zafón contestaba así hace pocos días: "Supongo que cierta prensa, opiniones interesadas y un tipo de consumidor esnob y minoritario siente la necesidad de definir su perfil cultural por los productos que consume, y por tanto equipara ventas con calidad, sea en positivo o en negativo. No creo que los lectores de verdad, la gente que compra y lee libros en este país, se crea estas bobadas ni un segundo". Entre otras cosas se empiezan a oír ecos ensordecedores: crear tantas expectativas es muy injusto, demasiada parafernalia para presentar una novela, Planeta lanza como primera edición un millón de ejemplares, bochorno vergonzoso el mercadeo de las grandes empresas,...
¿Por qué no nos dejan leer en paz? La espera ha terminado. El hermoso y enigmático dragón de Gaudí del Parque Güell de Barcelona (que tanto enamora a Zafón) regresa con una nueva aventura, más misteriosa y gótica que la anterior pero envuelta en el mismo y mágico universo literario.