El pasado jueves se fallaron en Cáceres los premios literarios de la Diputación regional. Novela Corta, poesía, microrrelato y periodismo (este año los cuentos de Coria se celebrarán en su ciudad). Siempre es la jornada más especial de la Institución Cultural "El Brocense".
Compartir mesa, paseo y conversaciones múltiples con Antonio Gamoneda, Gonzalo Hidalgo Bayal, Basilio Sánchez, Espido Freire, Eduardo Sotillos o Jesús Sánchez Adalid es suficiente premio para mí; además de coincidir otra vez con compañeros amigos (Bernal, Teófilo, Florentino, Cipri, María José). En la comida me senté entre Jesús y Gonzalo, y se me hizo muy muy corta la sesión. Las palabras afloraban entre platos y lecturas, reflexiones literarias y morales que me sirvieron de mucho. Después deliberaciones, gala y actuación musical llena de risas. Canapés, vinito y ganas de seguir divirtiéndonos. Sólo nos quedamos unos pocos. Y casi la mañana nos sorprende por las calles de un Cáceres silencioso y demasiado tranquilo para nosotros.
Cuatro imágenes del día (si se me permite) quiero inmortalizar en mis ausencias:
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- Gamoneda escribiéndome con el cariño de siempre uno de sus poemas que más releo; al lado Basilio me repetía la suerte que tengo y lo mucho que a él le cuesta pedir estas joyas
- Confesiones y amistades debatidas entre trenes y amapolas blancas con el maestro Bayal
- El absurdo pero brillante guión de "Golden Apple Quartet" (magnífico el del gordito calvo de la playa)
- La noche con Silvia y Gema, recordando tantas y tan buenas, porque es una suerte compartir la vida con personas tan especiales
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Como decía André Gide en El inmoralista, la literatura languidece porque si se desgaja de la vida es letra muerta. Quizá por eso no me hubiera dejado atrapar por ella el otro día sin el puñado de nombres propios ya anotado, y al que sigo añadiendo a Juan Andrés, Seli, Marisol, Javi, Conrado, María, Alfonso,...