Tres libros me llevan de la mano estos días casi por casualidad hacia la poesía de Álvaro Valverde. Una soleada edición común titulada Poesía española reciente (1980-2000), publicada por Cátedra y a cargo de Juan Cano Ballesta; selecciona diez poemas preciosos del placentino que hablan de la soledad, los recuerdos, los encuentros consigo mismo y con el mundo, un autorretrato misterioso, vacío y nítido que me sigue entusiasmando. Brillante antología de 29 poetas donde además aparece otra voz extremeña: Ada Salas.
Un segundo libro, también antología recopilatoria, esta vez con ocasión de los veinte años del premio Loewe de poesía. De la mano de Luis Antonio de Villena y con el enigmático título Los senderos y el bosque (Visor), recoge cinco poemas de Valverde de su libro Una oculta razón, ganador del premio en cuestión en 1991. Siempre me gustó el primer verso del poema "Enclave": Como quien nada espera...
El tercer encuentro es más indirecto y circunstancial, pero si cabe más emotivo. En la última página del último libro de mi querido Antonio Colinas titulado Desiertos de la luz (recién aparecido en Tusquets) la editorial enumera las incorporaciones a la colección "Nuevos textos sagrados"; y ahí, en el penúltimo lugar, aparece el título del libro de Álvaro Valverde que si no ha salido ya estará a puntito: Desde fuera. Sólo estas dos palabras hablan mucho de la poesía y del poeta, de su estado contemplativo, de su mirar sin cansarse, de la emoción íntima de lo cotidiano. Cuento los minutos para comenzar a leerlo. Ya publicó en esta misma colección dos entregas poéticas, Ensayando círculos (1995) y Mecánica terrestre (2002). Felicidades, poeta y amigo. Y que nosotros lo sigamos viendo.