Mi compañero LuisFer, cura y profesor de Religión en mi instituto, me ha regalado este precioso Breviarium Romanum, impreso en Italia en 1902. Ilustrado con bellas y numerosas estampas a color, con un dorado en relieve, y delicadamente pegadas a lo largo del enorme libro. Todo impreso a dos tintas, roja y negra, en un latín algo modernizado, cuidado y limpio. Las tapas de cuero negro muy resistentes todavía y con escudos estampados en dorado. Está muy bien conservado; el olor que todavía desprende a incienso y el entorno de las páginas bañadas en oro han hecho que las polillas y carcomas no devoren la palabra humana de Dios.
LuisFer aún no ha superado la treintena. Es honrado con los años que le han tocado vivir y lleva su vida clerical, social y docente envidiablemente. La primera vez que estuve en su casa me entusiasmó. En la entrada nos recibe enmarcado el cartel original de la película La ley del deseo (1986) de Pedro Almodóvar y en su mesilla tenía el mismo libro que yo estaba leyendo, la biografía no autorizada del cineasta manchego que en esos días (mediados de noviembre) salía en la editorial Temas de Hoy: Almodóvar mon amour, de Jaime Royo-Villanova. Mientras hojeábamos el misal hemos estado hablando de una película de Almodóvar muy particular que nos gusta mucho a los dos: Entre tinieblas (1983). Nos hemos reído mucho recordando los diálogos y algunas de las canciones que entonaba solemnemente la madre superiora de Las Redentoras Humilladas (Chus Lampreabe), una mezcla de San Juan Bosco y Jean Genet cuya fascinación por el mal le impulsa a ser compañera y cómplice de todas las pecadoras que pasan por el convento.
Gracias LuisFer por el regalo de tu cercanía. No olvides que tendremos que ir haciendo todos cola para pedir perdón...