lunes, 26 de marzo de 2007

Del otro lado

Se marcha ahora de mi casa mi amigo Fermín Liberal. Llevamos horas hablando de poesía, de la suya, de la mía y de la de los demás. Ha venido a recoger las separatas de los poemas que en el último número le pública la revista Alcántara.
Se ha llevado sus poemas pero me deja sus emociones, la música de palabras dedicadas, la atención y sus ilusiones. Es tarde y sus dos hijos, pequeños todavía, dan demasiado trabajo a su mujer. Sé que hoy los cuatro serán un poco más felices. Yo también. Leo de nuevo sus poemas y me detengo en este:
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DEL OTRO LADO

Te escribo desde La Habana,
para decirte que el mar de aquí
no es tan salado como en casa;
que su carácter se aleja mucho
de las arremetidas con que nos zarandean
las olas cotidianas de la vida.

Aquí, en La Habana,
todo es azul y amarillo,
todo es añil, morado y fresco;

aquí, todo es blanco o verde en los ojos,
naranja y ocre derramado desde el alba
hasta la piel madura de las playas...

Todo es distinto ahora que estoy lejos;
ahora que estoy más cerca de mí mismo
y me dejo llevar sin rumbo por calles
rebosantes de gente y de luz,
por vidas que nada tienen que ver conmigo
y son arrastradas hacia ninguna parte
por el viento dulzón y suave
que aquí, en La Habana,
es menos denso y menos frío
que el que cada día sentimos en casa.
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Gracias, amigo, por esas profecías tuyas que como ya adiviné se materializan; al fin y al cabo, las cosas siempre llegan a su sitio, al que les corresponde. Nadie podrá evitar eso nunca.