Me cuentas con palabras lilas que hay días en los que te enamoro más. Y pienso que seguramente es en momentos como éste cuando te echo más de menos.
No me gustan los verbos en pasado. Fué no tendría que existir, sólo es; ni siquiera será. Únicamente existe el presente, vivimos en presente, nos queremos en presente, nos añoramos en presente. El pasado es irreal porque no podemos acudir a él excepto con la memoria y los recuerdos, que nos dejan contemplarlo, nunca corregirlo. El futuro es sueño, revelación de deseos íntimos, quizá inalcanzables.
Por eso, mi vida, no me importa que acentúes ese pasado monosílabo, porque tú allí no estabas. Ponle una tilde o dos a ese pasado moribundo, etéreo, monocromático; no me importa. El futuro llevará acento seguramente, pero lo desconocemos; no somos los dueños de esa pequeña tilde que coronará la última letra de lo que vendrá, de lo que irremediablemente será... Sólo te pido que no acentúes el presente, que no añadas espejismos a lo que no lo lleva, que sólo adornen nuestro hoy estos sentimientos y promesas que compartimos, que sigas conmigo a mi lado porque de la ortografía ya me ocupo yo. Tú encárgate de que sigamos en este camino, vigilando nuestras huellas, juntos, mirando hacia esa luna que ilumina nuestros desvelos... Ahí es mariposa de sueño donde estamos, donde nos encontramos, donde somos.
Perdón y gracias por todo, amor, porque sé que tú también.