sábado, 21 de marzo de 2009

Un poeta de ida y vuelta

Ayer volví a irme de ruta literaria con mis alumnos de la ESO. Quería repetir la del poeta salmantino-cacereño José María Gabriel y Galán: Granadilla, Guijo de Granadilla y Cáparra. Previamente trabajamos en clase un cuadernillo de textos poéticos del autor que yo mismo realicé en el año 2005 con motivo de su centenario. Tres veces he hecho este viaje con mis alumnos y las tres me han emocionado de igual manera.
Muchos recuerdos, complicidades y conversaciones hermosas, pero lo mejor de este viaje una anécdota que para evitar olvidarla pronto (no creo que eso pase) quiero reproducirla aquí...
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Entramos en la casa-museo en Guijo. Las cuatro de la tarde, mucha calor y los alumnos casi arrastrados por la obligación y mis exigencias. El guía va comentando nada más entrar distintos aspectos biográficos de Gabriel y Galán que me consta mis alumnos conocían:
- El poeta tuvo tres hijos (explica el guía) y una hija más que nació póstuma.
- ¿Qué es eso? (pregunta un alumno)
- ¿No lo sabe nadie?
- Sí, hombre (contesta otro alumno), que nació con algún retraso.
(Risas)
- Anda ya; eso no (afirma convencido un tercer alumno). Que no podía mover la piernas.
(Risas, risas, risas)
- No. Es mucho más sencillo (comenta el guía); tuvo una hija después de muerto...
Y al fondo el grito desesperado, con las manos metidas en la boca y los ojos como platos de uno de mis alumnos, obsesionado con los fantasmas y la vida más allá de la muerte. El resto, entre asombrado y atento, materializa en aquel lugar sombrío la magia de la poesía.