domingo, 17 de febrero de 2008

La luz de Antonio Colinas

Fin de semana iluminado por la palabra de uno de los mejores poetas en lengua española de los últimos decenios. Mi querido Antonio Colinas me ha hecho llegar por correo dos de sus recientes publicaciones: La luz es nuestra sangre y Ruinas de Volúbilis. Junto a ellas la lectura de Cerca de la Montaña Kumgang, sus prosas poéticas que compré en diciembre editadas por Amarú.
Edilesa (en su Biblioteca leonesa de escritores) ha publicado La luz es nuestra sangre, antología personal donde el propio Colinas selecciona los poemas y los hace corresponder con esos tres espacios poético-vitales que él encuentra en su Obra: "El paso del tiempo y los libros que he ido escribiendo y publicando me han convencido, cada día más, de la estrecha relación existente entre poesía y vida, entre la experiencia de crear y la experiencia de ser". El título está extraído del último poema antologado que termina así:
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[...] Nuestra sangre
será la luz mientras la luz no muera.
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Emotivo recorrido biográfico y sentimental por la mirada coliniana entre la naturaleza y los libros, el misterio y la revelación, la mansedumbre, la armonía, la plenitud.
Ruinas de Volúbilis es -según me cuenta el poeta- su último poema escrito y publicado, traído hace poquísimo de Marruecos. Aparecido en los "Cuadernos de Fez" de Salvador López Becerra, es una edición no venal, de pequeño y cuidado formato, con una única tirada de ciento cincuenta ejemplares. Ilustrado con dos hermosos dibujos a plumilla, su lectura evoca en mí al Colinas reflexivo y existencial, en sintonía con el cosmos, que reconozco en Sepulcro en Tarquinia y otros poemas similares. Versos nacidos frente a las ruinas de esa gran ciudad romana marroquí que se asientan bajo una colina y que emparejo -con las necesarias distancias de espacio y tiempo- a los textos surgidos junto a la Montaña Kumgang, en su estancia en Corea. Un viaje al interior, un viaje a nosotros mismos, huérfanos de memoria y belleza.
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Volúbilis, ¿la flor
que sólo brilla y muere
o el ángel esperado
que todo nos lo habrá de conceder?
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La voz de Antonio Colinas se repite sin ecos, se acerca con mano amiga y conversa contigo plácidamente, sin prisas ni exigencias. Y el poeta desde Salamanca busca tiempo para dedicarme sus versos y enviármelos con el afecto que me regaló desde la primera palabra. Un próximo libro de poemas saldrá por fin en primavera (seis años hace ya del último), nuevos proyectos sorprendentes para sus Ediciones Linteo y una exposición retrospectiva de su vida y su obra en la salmantina Casa de las Conchas que abrirá en pocas semanas. Y de fondo la promesa de un viaje inmediato y un abrazo cordial, largo y nerudiano en esas calles suyas tan familiares.