jueves, 7 de febrero de 2008

Sobre poetas y tumbas

No sé, pero esta tarde me apetecía nuevamente perderme por las tristes páginas de un libro muy especial: Tumbas de poetas y pensadores, lo último de Cees Nooteboom publicado por Siruela a finales del año pasado e ilustrado con delicadas fotografías en blanco y negro realizadas por su mujer Simone Sassen. Nooteboom ha viajado por todo el mundo en busca de sus "muertos amados", de las tumbas donde reposan, donde descansa su inmortalidad. El libro, de gran formato, tiene hermosas reflexiones personales y textos de los propios homenajeados. De los ochenta y tres escritores visitados en su última morada, sólo dos son españoles y seis hispanos: Cervantes y Antonio Machado, y Bioy Casares, Borges, Elías Canetti, Cortázar, Neruda y César Vallejo.

Parece macabro, pero este tema me interesa desde hace ya algunos años. Hay una página en internet que ya conocía y que visito con frecuencia en busca de algo tan contradictorio como una tumba, tan vacía y tan llena a la vez. Moradas de poetas que siguen hablando, que se repiten, que conversan contigo. Alguien que seguramente no hemos conocido pero que irracionalmente sus voces resuenan en nosotros.

No sé qué ha movido al autor de este paseo melancólico hacia algunas tumbas, dejando sin visitar muchas otras. Entre nuestros genios muertos, añoro en estas páginas a dos de los grandes: Federico García Lorca y Rafael Alberti. Copiando la idea y el diseño del libro, a continuación añado las tumbas de ambos. Es mi homenaje de admiración y respeto, conversaciones al fin y al cabo...
-
Federico García Lorca
1898-1936
-
Una fosa común, de madrugada, muriendo como un perro. No está solo; le acompañan el odio, la envidia, la xenofobia y la violencia extrema. Sus asesinos no pueden mirarle a la cara. Él tampoco. La oscuridad total hace que la luna ni siquiera tenga el valor de iluminar a unos tristes olivos. De fondo, el agua llorosa de una vieja fuente. Tiros acompasados por un eco terrible. Más tiros, quizá menores, que rematan un trabajo desgraciado.
-
Quiero dormir un rato,
un rato, un minuto, un siglo;
pero que todos sepan que no he muerto;
que hay un establo de oro en mis labios;
que soy el pequeño amigo del viento Oeste;
que soy la sombra inmensa de mis lágrimas.
-
Se cierran los ojos, y la tierra que le vio nacer le ahoga para siempre bajo una capa espesa de resentimientos y culpas. Y tras las huellas de sangre, la voz de Bernarda Alba en sus conciencias: "Y no quiero llantos. La muerte hay que mirarla cara a cara. ¡Silencio! Nos hundiremos en un mar de luto. ¿Me habéis oído? ¡Silencio, silencio he dicho! ¡Silencio!"...
-
Barranco de Víznar, Granada 2005
-
Rafael Alberti
1902-1999
-
Se fue para siempre el poeta de los mil vientos. Y se fue mirando al mar, de frente. Tanto sufrir para ser todo al final. Años de regresos y encuentros, de viajes y casas construidas con maderas viejas y paredes blancas y azules. Una memoria llena de melancolías y unos versos regalados con mano abierta. Palomas multicolor revoloteando curiosas por páginas y rotuladores, barcos que bailan con las olas, peces eróticos que tontean con toros y ángeles.
Coronado con un golpe de mar y largos cabellos blancos peinados por las olas del Puerto de Santa María. Ora Marítima como última morada y descanso eterno disfrazado de cenizas que duermen en el sexo varado de alguna sirena. Testamentos no deseados y cumplidos, lágrimas que se confunden con la sal y las calientes arenas. Y "El Vaporcito" que me lleva a ti, más que nunca, todavía.
-
Si mi voz muriera en tierra
llevadla al nivel del mar
y dejadla en la ribera.
-
Llevadla al nivel del mar
y nombardla capitana
de un blanco bajel de guerra.
-
¡Oh mi voz condecorada
con la insignia marinera:
sobre el corazón un ancla
y sobre el ancla una estrella
y sobre la estrella el viento
y sobre el viento la vela!
-
Bahía de Cádiz, El Puerto de Santa María 2000