Desde Nueva York, Hilario Barrero escribe en su blog sobre mis limones; y además añade una lectura de mi primer poemario En un triángulo de ausencias. El primer libro y el último (2003-2013) visto desde los ojos de la amistad y la poesía, desde la distancia más cercana. Gracias tocayo; aquí apunto tus reflexiones...
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LA CHISPA DE LA VIDA: EXPRIMIENDO LIMONES DE MADRUGADA
Me llega, en este otoño frío y gris, un doble regalo: “En un triángulo de ausencias” y “Exprimiendo limones de madrugada”.
Los dos títulos son de mi tocayo y amigo Hilario Jiménez Gómez. El primero es un libro de poemas, publicado en 2003 en la Colección abeZetario, que dirige Teófilo González Porras. Comparto colección. “En un triángulo de ausencias” es un libro que camina entre el espejo y el reflejo, en el que nos encontramos sumergidos entre el musgo de la soledad y el mudo sonido de las sombras. Sobre todo nos sentimos envueltos en la mayoría de los poemas por un fuego purificador y misterioso, abrazados por la fugacidad del hombre. El libro está ilustrado con unos preciosos dibujos de Eduardo Naranjo que iluminan los poemas y les dan un ámbito más amplio y acogedor.
Del último poema del libro, que lleva el conocido y celebrado verso de Pavese, “Vendrá la muerte y tendrá tus ojos”, copio la última estrofa de cierre: Un rostro vacío que llora.
Tengo delante por fin tus ojos
pero abajo
en la distancia
distingo un rostro vacío
que llora mi despedida
ya para siempre.
El segundo libro es “una selección personal de algunas reflexiones” que escribe en internet, en un blog titulado “Ausencias” y está pulcramente editado por la Editora Regional de Extremadura.
Un libro que tiene una portada que al verla se le hace a uno la boca agua, como luego, al adentrarse en el jugo agridulce del libro se le encenderá al lector la mirada con el perfume de la prosa de Hilario Jiménez. El libro es a primera vista un diario pero también es un libro de ideas hondas y profundas reflexiones y, claro, a lo largo del libro está presente la mirada del poeta con poemas que generalmente cierran algunas de las entradas. No hay que echar de menos la prosa poética llena de cotidianidad y frescura.
“Exprimiendo limones de madrugada” es un libro perfumado de opiniones literarias, homenajes a escritores, pintores, personas queridas del autor. Retratos de la madre haciendo bolillos o una visita al poeta Álvaro Valverde. Un recuerdo a Alberti y a Lorca, dos poetas santos de la devoción de Hilario Jiménez. Y, ¡ay!, una incondicional y total admiración al poeta García Montero. (Hay amores que matan). También hay lamentos de la entrega diaria al trabajo, en ocasiones arduo y penoso, de la vida académica.
Un libro de lectura amable, refrescante, jugosa, a veces agria, a veces agridulce, a veces amarga. Un libro para leerlo solo o con hielo, con azúcar o sin ella, a sorbos o con pajita. Un libro que, lo tomes como lo tomes, apagará tu sed.