jueves, 1 de marzo de 2007

No existe el silencio

Me dicen que estoy muy lacónico últimamente en este diario volandero, que estoy muy plasta; la verdad es que tengo mis días... Suena el teléfono nuevamente. En esta tarde, en poco rato, ya han sido seis las llamadas. Qué bueno esto de las voces amigas, que se sienten casi al lado. Empieza un nuevo mes y nuevos sueños se agolpan en esta agenda mía que cada día se parece más a la de un ministro (por el poco tiempo libre, sólo por eso). Viaje de estudios con mis alumnos; exámenes para programar; pleno extraordinario en mi Ayuntamiento; premios literarios de la Diputación de Cáceres; viaje a Roma y a Florencia; mi libro montanchego en imprenta (segunda prueba a corregir) y nuevo libro camino de una editorial que quiere leerme y publicar mis poemas cromáticos; el diseño es precioso...
Tarde de lectura. Tengo todavía un montón de originales que leer (y me queda una semana) para un premio de relato breve, el "Helénides de Salamina" del Casar de Cáceres; otro año más (y son tres) con mi querida Pilar Galán en el jurado, que tanto me quiere y tanto me alegra. Leyendo estoy a la vez otro libro también de prosa, pero nada que ver: El cuenco de la mano, de Basilio Sánchez, que cuidadosamente publica en estos días Littera Libros; qué memoria poética tan cuidada, qué delicia dejarse enredar en sus lineas, qué manera de ver y contar el mundo amigo Basilio... Gracias por ofrecerme tus ojos. En este momento Antonio Reseco (algo más que amigo) me llama para decirme que no olvide que presentan precisamente este libro en Cáceres el lunes 12; menos mal, porque lo había olvidado (vaya mierda de agenda). Qué suerte contar con tu afecto y tu confidencia, qué buena gente.
El teléfono otra vez. Mi amiga Gema, que me dice que ya hay planes para este fin de semana. Corralito y cañitas mezcladas con nocturnidad, risas y abrazos. ¿Cómo decir que no?
En fin. Que tengo que hacer la cena y no hay nadie que me cocine. Mañana será otro día. Mañana leeré nuevas cosas. Mañana irremediablemente (y gracias a Dios y a los amigos) el teléfono sonará y sonará interrumpiendo mis silencios.