viernes, 4 de junio de 2010

Helga de Alvear

Anoche estuve en la inauguración aquí en Cáceres del Centro de Artes Visuales Fundación Helga de Alvear. Para mí es un sueño que se materializa después de largos años de trabajo y de lentas pero certeras negociaciones. La Casa Grande de la calle Pizarro, a la que fui tantas veces cuando era universitario para arreglar horrorosos "papeles" de todo tipo (y que hoy sigo y sigo arreglando), no parece la misma; nostalgia por lo que se deja atrás y esperanzas grandes por lo que ha de venir. Todavía falta por construir la segunda fase, pero el camino ya está comenzado.
De las aproximadamente 2500 piezas que tiene la Fundación se muestran ahora unas 150 bajo el título "Márgenes del silencio", exposición ideada por José María Viñuela.
La Junta de Extremadura, el Ayuntamiento de Cáceres, la Diputación de Cáceres, Caja de Extremadura, la Universidad de Extremadura y la propia galerista constituyeron en noviembre de 2006 la Fundación Helga de Alvear; ella se vio arropada ayer por la ministra de Cultura, muchas autoridades regionales, provinciales y locales y sobre todo artistas de su colección y otros galeristas y expertos en arte de la escena nacional e internacional.
Yo sé que viví un momento histórico, importante no sólo para Cáceres (su capitalidad cultural para 2016 se ve reforzada con proyectos así) y para Extremadura, sino para toda España. Y por eso, tímido como nunca, me acerqué a Helga, le di un abrazo y me firmó con mucho cariño la elegante invitación junto a un gran árbol encalado, a primera vista seco como el viejo olmo de Machado pero también esperanzado en el milagro de aquella (esta) rama verdecida...
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(La foto que acompaña a esta entrada recoge una obra de Juan Muñoz titulada "Two figures, one pushed into the wall", que forma parte de la colección de la Fundación).
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