viernes, 29 de febrero de 2008
El que tuvo retuvo
jueves, 28 de febrero de 2008
lunes, 25 de febrero de 2008
Más allá de la palabra
Envuelto con cuidado y desde Ourense, me llega un enorme paquete de libros. El maestro Antonio Colinas, director de la colección de Poesía de Ediciones Linteo, me comentaba por teléfono antes de irse unos días a Canarias que en breve recibiría algunos libros interesantes que él cree merecedores de lectura y hueco en estanterías abarrotadas. Tras una atenta carta me encuentro tres de los títulos de su colección: El espíritu de la tierra de Miguel Torga, Poesía completa de Salvatore Quasimodo y Asiguiendo al esfuenio de Margalit Matitiahu. Colinas selecciona con pulcritud los títulos de poesía que aparecen tranquilamente en Linteo, en una edición cuidada al detalle. Le interesan sobre todo buenos autores poco editados, preferiblemente no españoles. Por eso sé que estos títulos que ahora me llegan están escogidos con intención directa. Los tres son autores extranjeros (portugués, italiano e israelita) con una palabra nítida, llena de registros inagotables, versos capaces de atravesar la pobreza del idioma único. Porque la buena poesía no entiende de barreras, ni de espacios, ni de tiempos.jueves, 21 de febrero de 2008
Reencuentro en Babel
"Los límites de mi mundo son los límites de mi lenguaje". Esta frase de Wittgenstein me la hace llegar por e-mail una profesora de francés que tuve hace algunos años en la Facultad. Conocía esta sentencia del pobre filósofo austriaco que dedicó media vida a contradecir lo que defendió la otra media, pero hoy para mí cobra especial significado. Sinceridad, afecto, un puente de cercanía que logra borrar equívocos y cerrar heridas. ¿Qué más se le puede pedir a un puñado de palabras?martes, 19 de febrero de 2008
Narbón en casa
Acabo de colgar en el salón por fin el último cuadro que he comprado. Me emocioné mucho cuando hace un par de semanas encontré en una galería de arte cacereña dos dibujos de Juan José Narbón (1927-2005); y más aún cuando comprobé entre asombrado e incrédulo que se trataba de dos de los seis dibujos con los que el pintor ilustró un delicado homenaje de la Diputación de Cáceres a Lisboa.domingo, 17 de febrero de 2008
La luz de Antonio Colinas
Fin de semana iluminado por la palabra de uno de los mejores poetas en lengua española de los últimos decenios. Mi querido Antonio Colinas me ha hecho llegar por correo dos de sus recientes publicaciones: La luz es nuestra sangre y Ruinas de Volúbilis. Junto a ellas la lectura de Cerca de la Montaña Kumgang, sus prosas poéticas que compré en diciembre editadas por Amarú.Ruinas de Volúbilis es -según me cuenta el poeta- su último poema escrito y publicado, traído hace poquísimo de Marruecos. Aparecido en los "Cuadernos de Fez" de Salvador López Becerra, es una edición no venal, de pequeño y cuidado formato, con una única tirada de ciento cincuenta ejemplares. Ilustrado con dos hermosos dibujos a plumilla, su lectura evoca en mí al Colinas reflexivo y existencial, en sintonía con el cosmos, que reconozco en Sepulcro en Tarquinia y otros poemas similares. Versos nacidos frente a las ruinas de esa gran ciudad romana marroquí que se asientan bajo una colina y que emparejo -con las necesarias distancias de espacio y tiempo- a los textos surgidos junto a la Montaña Kumgang, en su estancia en Corea. Un viaje al interior, un viaje a nosotros mismos, huérfanos de memoria y belleza.
que sólo brilla y muere
o el ángel esperado
que todo nos lo habrá de conceder?
jueves, 14 de febrero de 2008
Un hombre solo
Son las diez de la mañana y como casi siempre llego con la hora justa a dar mis clases. Llevo una prisa madrugadora abrazada entre libros, carpetas y el periódico del día que acabo de comprar. Comienzo a subir las costosas escaleras que comunican la Plaza de Colón con mi Instituto y veo de frente la silueta que me encuentro más de un día y en este mismo sitio (casi siempre los jueves y a esta hora). Va con la ropa de otras veces, una especie de vieja sudadera gris y un vaquero azul oscuro de los de antes. En las manos algo así como cartas o papeles viejos. Noto que me observa, que no aparta esa mirada fría de mí. Sé que voy a darle los buenos días y que como siempre, desde hace unos meses, no me contestará. Pero no me importa. Cuando me cruce con él lo haré. miércoles, 13 de febrero de 2008
Cartas de Vicenta Lorca a su hijo Federico
Este título cargado de nostalgias lleva el último libro del universo Lorca que acabo de leer. Treinta y cuatro cartas (más dos en apéndice) forman este breve pero riquísimo epistolario. Un libro especial en una edición pobre a cargo de Víctor Fernández. Breve introducción donde se acerca a la biografía de Vicenta Lorca en pocas páginas; sólo recoge lo que ya se ha dicho en muchos sitios, habiendo desaprovechado una ocasión ideal para realizar una biografía extensa y documentada de la verdadera protagonista (sobre todo de sus años de exilio voluntario en Nueva York y su triste regreso ya viuda a Madrid). Además, la anotación de las cartas es tan mínima que a veces resulta ridícula.Son al fin y al cabo confesiones, riñas, peticiones de una madre a su hijo. Verdadero pudor he sentido leyendo ciertos párrafos, algunos guiños de complicidad entre doña Vicenta y Federico. Me han traído a la memoria la lacónica voz de Isabel García Lorca cuando en su casa de Madrid, hace ya algunos años, me contaba emocionada las penas de la familia cuando tras asesinar a Federico abandonaron España. Sus padres no volvieron a sonreir. Nunca se hablaba del poeta en casa. Estas cartas son destellos de intimidad, sin valor científico, sólo emocional. La historia de una madre y un hijo que se conocieron a la perfección (aunque algunos se empeñen en lo contrario) y que nunca se enfadaron.
martes, 12 de febrero de 2008
Gustavo Martín Garzo y Barba Azul
Me deslumbró como siempre su juglaresca exposición, su disfraz de cuentacuentos, y trajo ante mis ojos las gigantas y las hadas que a modo de bestiario pueblan sus mundos literarios, y desde hace años felizmente el mío. Un gran hombre, por fuera y por dentro. En el viaje vino leyendo (feliz coincidencia) la mejor novela que leí el año pasado: El olvido que seremos del colombiano Héctor Abad Faciolince. Le ha encantado como a mí su dureza y su sensibilidad, su retrato duro, amargo y enamorado de la vida.
Hablamos de La miga de pan, entrañable cuento que dedicó a su hijo Manuel y que protagoniza una perrita llamada Tana; una perrita que habitó en su casa hasta poco antes de la escritura del fantástico relato. Se emocionaba contándome cómo los dibujos de la edición, realizados por Jesús Gabán, reproducen con esmerada exactitud las fotos que de Tana le envió el autor. Un hermoso cuento que dedicó afectuosamente a mi corazón de niño y que mueve con sus páginas todavía mi camino hacia la poesía. Nunca podré agradecérselo.
lunes, 11 de febrero de 2008
Renovarse o morir
Dicen que fue Miguel de Unamuno quien pronunció la frase de que el progreso consiste en renovarse; luego el resto de mortales hizo suyo el refrán de “renovarse o morir”, lo que implica la saludable necesidad de cambiar.domingo, 10 de febrero de 2008
Sin excusas
Me dan asco los prepotentes, la gente que sólo sabe hablar de sí misma, los mediocres, los que se creen imprescindibles o insustituibles, los terroristas de la palabra que atacan en público a los demás basándose en su iluminación divina. Estoy cansado del yo, del mí y del ahora, de ese millón de pobres vacíos y desasidos que proyectan sus frustraciones en los otros.viernes, 8 de febrero de 2008
Estoy con Zapatero

jueves, 7 de febrero de 2008
Sobre poetas y tumbas
No sé, pero esta tarde me apetecía nuevamente perderme por las tristes páginas de un libro muy especial: Tumbas de poetas y pensadores, lo último de Cees Nooteboom publicado por Siruela a finales del año pasado e ilustrado con delicadas fotografías en blanco y negro realizadas por su mujer Simone Sassen. Nooteboom ha viajado por todo el mundo en busca de sus "muertos amados", de las tumbas donde reposan, donde descansa su inmortalidad. El libro, de gran formato, tiene hermosas reflexiones personales y textos de los propios homenajeados. De los ochenta y tres escritores visitados en su última morada, sólo dos son españoles y seis hispanos: Cervantes y Antonio Machado, y Bioy Casares, Borges, Elías Canetti, Cortázar, Neruda y César Vallejo.
Parece macabro, pero este tema me interesa desde hace ya algunos años. Hay una página en internet que ya conocía y que visito con frecuencia en busca de algo tan contradictorio como una tumba, tan vacía y tan llena a la vez. Moradas de poetas que siguen hablando, que se repiten, que conversan contigo. Alguien que seguramente no hemos conocido pero que irracionalmente sus voces resuenan en nosotros.
un rato, un minuto, un siglo;
pero que todos sepan que no he muerto;
que hay un establo de oro en mis labios;
que soy el pequeño amigo del viento Oeste;
que soy la sombra inmensa de mis lágrimas.
