jueves, 27 de noviembre de 2008
Juan Marsé, Premio Cervantes 2008
martes, 25 de noviembre de 2008
Ángel Campos Pámpano
en el aire
recorte que traza
la luz de un árbol
la ceniza
el pan del cielo
la palabra
nutricia entre las manos
que se ofrecen como una nube
de papel
aleteo que se da
como se da un sueño
qué guarda la memoria de este canto
o el vuelo que asciende como un pez
a lo más hondo cuando niño
cuál es el destino de este pájaro
que tan cerca de ti remueve el miedo
miércoles, 19 de noviembre de 2008
Periférica
martes, 18 de noviembre de 2008
Sensaciones y empeños
domingo, 16 de noviembre de 2008
Cronista Oficial de Montánchez
jueves, 13 de noviembre de 2008
Manifiesto a favor de LGM
miércoles, 12 de noviembre de 2008
Luis García Montero deja la enseñanza
No me apetece nada recordar las afirmaciones vejatorias -según varios testigos- que en su día aireaba este tipo sobre García Lorca y Ayala, o los insultos y acusaciones al propio Luis y a su familia. García Montero ya escribió en octubre de 2006 un artículo en El País ("Lorca era un fascista") donde aprovechó para poner en su sitio a Fortes y puntualizar los comentarios que exponía impunemente en sus clases según los alumnos. Todos allí saben la verdad, pero parece que la ignoran cuando deben echarle cara. Luis no ha encontrado el apoyo que necesitaba entre sus compañeros y con mucha tristeza se va...
domingo, 9 de noviembre de 2008
Santiago Carrillo
viernes, 7 de noviembre de 2008
Pilar Galán, escritora de teatro
En la presentación (hilarante hasta el extremo, como me dice Marino) me reencontré con una Pilar emocionada con sus padres, con sus amigos, con una sala que rozaba la centena, en una conversación íntima salpicada de enanitos de Blancanieves atiborrados a polvorones, andaluces salerosos y la música sorda de Beethoven. Actuaba libre de complejos y taras (porque como recordaba, todos los escritores tenemos alguna tara), reinventándose como una actriz frustrada con la gracia innata que pocos son capaces de arrancar a las musas. Más guapa que nunca y más feliz que nunca; así la vi anoche.
Estoy deseando hincarle el diente a este nuevo regalo de Pilar Galán (escritora de teatro, que no dramaturga), homenaje a Cáceres y ambientado en su parte antigua, inmortal, de piedra y cigüeñas. En la portada un dibujo que quiere representar uno de los altos pináculos de la Concatedral de Santa María, casi tan alto como la calidad literaria y personal de una de las mejores autoras de ahora. Admiración y afecto (nada ciego) a partes iguales.
miércoles, 5 de noviembre de 2008
Otro mundo es posible
[...] Es la respuesta que condujo a aquellos que durante tanto tiempo han sido aconsejados a ser escépticos y temerosos y dudosos sobre lo que podemos lograr, a poner manos al arco de la Historia y torcerlo una vez más hacia la esperanza en un día mejor.
Ha tardado tiempo en llegar, pero esta noche, debido a lo que hicimos en esta fecha, en estas elecciones, en este momento decisivo, el cambio ha venido a Estados Unidos.
[...]
Y a aquellos estadounidenses cuyo respaldo me queda por ganar, puede que no haya obtenido vuestro voto esta noche, pero escucho vuestras voces. Necesito vuestra ayuda. Y seré vuestro presidente, también.
Y a todos aquellos que nos ven esta noche desde más allá de nuestras costas, desde parlamentos y palacios, a aquellos que se juntan alrededor de las radios en los rincones olvidados del mundo, nuestras historias son diversas, pero nuestro destino es compartido, y llega un nuevo amanecer de liderazgo estadounidense.
A aquellos, a aquellos que derrumbarían al mundo: os vamos a vencer. A aquellos que buscan la paz y la seguridad: os apoyamos. Y a aquellos que se preguntan si el faro de Estados Unidos todavía ilumina tan fuertemente: esta noche hemos demostrado una vez más que la fuerza auténtica de nuestra nación procede no del poderío de nuestras armas ni de la magnitud de nuestra riqueza sino del poder duradero de nuestros ideales; la democracia, la libertad, la oportunidad y la esperanza firme.
[...]
Y donde nos encontramos con escepticismo y dudas y aquellos que nos dicen que no podemos, contestaremos con ese credo eterno que resume el espíritu de un pueblo: Sí podemos.
Gracias. Que Dios os bendiga. Y que Dios bendiga a los Estados Unidos de América.
lunes, 3 de noviembre de 2008
Almudena Grandes dixit
BARRA LIBRE
Señores, señoras, se ha abierto la barra libre. Qué alivio, porque la verdad es que esta boda, aparte de eterna, estaba siendo aburridísima. La Reina ha opinado, y lo ha hecho con una libertad que creíamos privativa de quienes votamos para elegir a los representantes que en el Parlamento elaboran y aprueban las leyes en vigor. Como resulta que no es así, que cada uno opine lo que quiera.
Todo pasa, todo queda, y la gran profesional de antaño ya no es la que era. ¿O sí? Mientras el Rey busca apoyos por el mundo para que el socialista Zapatero pueda refundar el capitalismo -una hazaña que no sé si me inspira más risa o más lástima-, la Reina da la de arena. Ironizando sobre la libertad de expresión para sugerir que sus límites le parecen excesivos cuando se emplea contra su familia, la ejerce después, sin límite, para sumarse a la postura de la caverna nacionalcatólica en temas que afectan a otras familias, como el matrimonio homosexual, el aborto, la eutanasia, la violencia machista y la enseñanza de la religión.
Me apunto a la barra libre para opinar, con mi propia plebeya libertad, que sus palabras no son sino otra prueba de la naturaleza anacrónica, fosilizada y hasta conceptualmente monstruosa -por la incompatibilidad esencial de los principios en que ambas instituciones se fundan-, que adquiere la Monarquía al convertirse en la forma de Estado de una nación democrática. Porque en una democracia, por principio, ningún poder, simbólico o efectivo, debería estar nunca por encima de la soberanía popular. Al arrogarse una libertad que no le corresponde, ya que su figura está más allá de los deberes, pero también de los derechos de los demás, la Reina ha ahondado esta contradicción y, en su condición de símbolo del Estado, ha convertido a millones de españoles en súbditos de segunda. Por mí, desde luego, a mucha honra.
(Artículo publicado hoy en El País)
domingo, 2 de noviembre de 2008
Sólo la muerte
tumbas llenas de huesos sin sonido,
el corazón pasando un túnel
oscuro, oscuro, oscuro,
como un naufragio hacia adentro nos morimos,
como ahogarnos en el corazon,
como irnos cayendo desde la piel al alma.
Hay cadáveres,
hay pies de pegajosa losa fría,
hay la muerte en los huesos,
como un sonido puro,
como un ladrido sin perro,
saliendo de ciertas campanas, de ciertas tumbas,
creciendo en la humedad como el llanto o la lluvia.
Yo veo solo, a veces,
ataúdes a vela
zarpar con difuntos pálidos, con mujeres de trenzas muertas,
con panaderos blancos como ángeles,
con niñas pensativas casadas con notarios,
ataúdes subiendo el río vertical de los muertos,
el río morado,
hacia arriba, con las velas hinchadas por el sonido de la muerte,
hinchadas por el sonido silencioso de la muerte.
A lo sonoro llega la muerte
como un zapato sin pie, como un traje sin hombre,
llega a golpear con un anillo sin piedras y sin dedo,
llega a gritar sin boca, sin lengua, sin garganta.
Sin embargo sus pasos suenan
y su vestido suena, callado, como un árbol.
Yo no sé, yo conozco poco, yo apenas veo,
pero creo que su canto tiene color de violetas húmedas,
de violetas acostumbradas a la tierra,
porque la cara de la muerte es verde,
y la mirada de la muerte es verde,
con la aguda humedad de una hoja de violeta
y su grave color de invierno exasperado.
Pero la muerte va también por el mundo vestida de escoba,
lame el suelo buscando difuntos,
la muerte está en la escoba,
es la lengua de la muerte buscando muertos,
es la aguja de la muerte buscando hilo.
La muerte está en los catres,
en los colchones lentos, en las frazadas negras
vive tendida, y de repente sopla:
sopla un sonido oscuro que hincha sábanas,
y hay camas navegando a un puerto
en donde está esperando, vestida de almirante.