REVELACIÓN
La
tierra lisa, limpia de caballos.
Federico García Lorca
Ahí tumbada pareces menos mía,
prisionera sólo de mis contemplaciones.
Busco en tu cuerpo el origen del mundo,
tus labios me cuentan la agonía de un
lucero que brilla
y siento tus manos abrazarse a mis manos
para que el calor y el frío nunca
desfallezcan.
Fuera la lluvia arrecia;
el ruido del mar suena agradecido.
Un caballo perdido flota en la arena
y llega a ti, que le cantas tus
silencios.
El alba se abre paso entre tinieblas
mientras duermes a mi lado y suspiras,
soñando con el alma abierta y muda,
cerrando los ojos que miran lo inexacto.
Nunca vi una estrella ascender entre las
olas
iluminando noches así, limpias y etéreas.
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Poema extraído de mi libro AQVA (2017); este dibujo que le acompaña en la publicación es de Deli Cornejo.