
Estoy emocionado con el regalo. Para mí esta edición de Poeta en Nueva York, publicada en la propia ciudad, me trae físicamente la tristeza, la agonía y el vacío inmenso del poeta allí entre los rascacielos. Federico no lo hubiese podido imaginar nunca (y ya sabemos que al granadino imaginación no le faltaba). Para los americanos y para el mundo este es el gran libro lorquiano...
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But I don't want world or dream, divine voice,
I want my freedom, my human love
in the darkest corner of the breeze that no one wants.
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No es lo mismo. No puede ser lo mismo. Pero es el milagro de la universalidad. Muchas gracias Emilio.