domingo, 23 de septiembre de 2012

Felicidades Dragó


Fernando Sánchez Dragó ha sido de nuevo padre; tiene 75 años y su cuarto hijo se llama Akela. Hace unos días escribió en El Mundo un artículo realmente precioso (que reproduzco aquí completo) y lo adornó con algunas fotografías del parto. Parece ser que a muchos detractores esto le ha parecido una atrocidad. ¡Vaya país! ¡Cuánta falsedad y cuánta pacatería ridícula!
Querido Fernando: ya te lo he dicho pero de nuevo felicidades a ti, a Naoko y a Akela. Os merecéis todo lo mejor. Y recuerda aquel falso membrete cervantino: "Ladran, amigo Sancho, luego cabalgamos"...

-

AKELA, TÚ Y YO, CACHORRO DE HOMBRE, SOMOS DE LA MISMA SANGRE

Eso decía Kaa, silbando, a Mowgli...
Escribo atropellado. Apenas he dormido. El domingo 16 de septiembre, mientras José Tomás se encerraba con seis toros en el anfiteatro de Nimes, nació mi cuarto y último hijo. Hubiera preferido que lo hiciese en octubre para ser Libra, como su padre, pero no se manda en tales cosas.
Ignoraba yo, hasta que vino al mundo, si sería niño o niña, azul o rosa, como se decía antes. Salió varón. No lo supe hasta que le vi el pito. ¿Como antes? Pues sí, como antes, ya que mi mujer se empeñó en que naciera en casa, con comadrona y sin ginecólogo ni medicalización alguna.

Inicialmente me opuse, pero no hubo forma de disuadirla. Parece ser que esa antigua modalidad del parto se está poniendo de moda, sobre todo en los países nórdicos: Holanda, Suecia, Noruega... En Japón no sé. Una de cada tres madres holandesas, por lo visto, da a luz en su cama y la seguridad social corre con los gastos. Ya decía Azorín que vivir es ver volver. Corre, corre, y más pronto o más tarde reapareces en el punto de partida.
Todo salió bien, aunque la casa se llenó de enseres y de mujeres: seis llegué a contar, incluyendo a la parturienta y excluyendo a mi gata Damisela, que no perdió ripio. Un gineceo. Los tres gatos machos y yo, al principio, no sabíamos dónde meternos. Luego reaccioné, puse manos a la obra, me acomodé a dos palmos del ojo del tifón de los acontecimientos, encaré como José Tomás el hoyo de las agujas, seguí minuto a minuto el parto de frente y por derecho durante muchas horas, toqué la cabecita del niño en cuanto la tapa del cráneo apareció en el extremo de la vagina y corté su cordón umbilical con un puñalillo que me facilitaron las parteras sin dañar las partes nobles del recién nacido.
Éste, por cierto, tira a japonés: nariz chata, ojos rasgados. Aún no sé si en su rabadilla se dibuja la mancha azul de los mongoles.

Los gatos también andaban por allí, mirándolo todo, ronroneando y transmitiendo paz, armonía, serenidad y gracia a la mujer que estaba a punto de convertirse en madre. Noriko, una amiga suya, japonesa, lo filmó todo: un largometraje, más bien un serial.
Mi hija Ayanta, que lleva dos días acribillada por las agujetas, sostenía a Naoko por las axilas, la abrazaba, la besaba y eran sus besos, sus brazos y su sostén sedación natural para las contracciones de mi esposa.
Caterina, mi nieta, con los ojos muy abiertos, aprendía a vivir y absorbía la vida.
El niño se llamará Akela, como el lobo jefe de la manada de Seoonee que acogió a Mowgli. Esa palabra, en hindi, significa solitario, pero eso no le impedirá acudir al Consejo de la Roca, como lo hacía su homónimo, cuando las circunstancias lo exijan.
Era yo reticente a la llegada de un nuevo hijo. ¡A mi edad!, me decía... Ya no lo soy, ya no lo digo. La vida es plenitud hasta el mismo instante en que se acaba. Todo ha sido emocionante. Estoy muy contento y no quiero ocultarlo, sino proclamarlo, a riesgo de que los lectores piensen que chocheo y que no sea el lobo tan feroz como lo pinto. Quizá tengan razón.
Entretanto, "una mujer morena, / resuelta en luna, / se derrama hilo a hilo / sobre la cuna" y Akela es ya boca que vuela, corazón que en sus labios relampaguea.
Tú y yo, ranita, cachorrillo, somos de la misma sangre, como Kaa, como Baloo, como Bagheera, como el Hermano Gris... Cuida de tu madre cuando te quedes huérfano de padre, aunque sea éste quien siga, de momento, velando por toda la manada desde lo alto de la Roca. ¡Que el favor de los vientos te acompañe, las velas de la vida te conduzcan y la Ley de la Selva te proteja!

FERNANDO SÁNCHEZ DRAGÓ
El Mundo, 19/09/2012

-

sábado, 22 de septiembre de 2012

Doncel, premio Café Gijón

Felicidades a mi amigo Diego Doncel, montanchego de adopción, porque su nueva novela En el tiempo de la infamia ha ganado el premio de Novela "Café Gijón". Un abrazo de los grandes; te lo mereces.

miércoles, 19 de septiembre de 2012

Adiós a Santiago Carrillo


Ayer falleció Santiago Carrillo y he querido recuperar aquí como homenaje personal una fotografía histórica que cumple 35 años y que siempre me ha conmovido. Qué lástima y cuánta nostalgia de un tiempo en el que personas íntegras se acercaban a la política con ideales arraigados e intereses compartidos y no propios...

En la foto aparecen Carrillo, la Pasionaria y Alberti en el Congreso de los Diputados (primera legislatura democrática tras el franquismo, junio de 1977). 

miércoles, 5 de septiembre de 2012

García Lorca, sonetos misteriosos, amantes ocultos


Ha aparecido un interesante artículo escrito por la periodista Isabel M. Reverte y publicado en dos partes por ABC:   "Lorca: la historia oculta de los sonetos de amor (1)" y "Los amantes ocultos en los sonetos de amor de Federico García Lorca (y 2)".
Bien documentado y con novedades y explicaciones convincentes, la periodista rastrea la azorosa publicación de los Sonetos del amor oscuro de García Lorca, que vieron la luz casi 50 años después de ser escritos; aparecieron primero en francés en 1981, luego en una edición clandestina en Granada sin el nombre de su autor y finalmente en 1984 de manera "oficial" se publicaron en ABC. El misterio se contextualiza en una lluvia de nombres imprescindibles: José Rosales, Federico García Rodríguez, Francisco García Lorca, Isabel García Lorca, Manuel Fernández Montesinos, Ian Gibson, Marie Laffranque, André Belamich, Eutimio Martín, Francisco Giner, Marcelle Auclaire, Santiago Castelo, Mario Hernández, Daniel Eisenberg, Víctor Infantes, Pedro Cátedra, Juan de Loxa, Antonio Carvajal, Félix Grande, Luis Rosales, Vicente Aleixandre, Miguel García-Posada, Luis María Ansón, Lázaro Carreter,...
En la segunda parte se intenta encontrar el o los destinatarios de estos últimos textos lorquianos; versos oscuros que hablan de un amor limpio y verdadero, pero que debía ocultarse. Y lógicamente se nombra a Rafael Rodríguez Rapún (su pareja oficial) pero también a Eduardo Rodríguez Valdivieso, a Juan Gil-Albert y al tan traído y llevado Juan Ramírez de Lucas.  

Que cada uno lea y saque sus propias conclusiones. Yo sigo pensando lo mismo, aquello que el propio Federico confesó en uno de sus magníficos sonetos oscuros:

EL AMOR DUERME EN EL PECHO DEL POETA

Tú nunca entenderás lo que te quiero
porque duermes en mí y estás dormido.
Yo te oculto llorando, perseguido
por una voz de penetrante acero.

Norma que agita igual carne y lucero
traspasa ya mi pecho dolorido
y las turbias palabras han mordido
las alas de tu espíritu severo.

Grupo de gente salta en los jardines
esperando tu cuerpo y mi agonía
en caballos de luz y verdes crines.

Pero sigue durmiendo, vida mía.
¡Oye mi sangre rota en los violines!
¡Mira que nos acechan todavía!