domingo, 31 de diciembre de 2006

Cae el telón

En unas horas el telón del 2006 caerá, llevándose consigo muchos de los momentos más intensos que afortunadamente he vuelto a disfrutar con amigos y familiares. ¡Cuántos propósitos que no se cumplen y cuántas sorpresas se han cruzado en el camino!
Un camino que por mucho que planees siempre toma su senda, libremente, sin forzar ninguno de mis pasos. Y aquí estoy, sentado, viendo fotografías que rememoran abrazos congelados y escribiendo mis nuevos sueños no en el papel sino en las invisibles conversaciones conmigo, y ahora contigo...

viernes, 22 de diciembre de 2006

Regalo sorpresa

Abro un enorme sobre que ha venido desde Soria lentamente pero con decisión. Parece que los buzones no están hechos para acoger tal cantidad de cosas y me hace el cartero de turno acercarme a Múltiples para recogerlo. ¿Puede alguien llegar a conocer mucho a otra persona? Es lo único que ronda mi cabecita cuando no dejan de sorprenderme colores, músicas, nubes, letras y poemas dentro de un sobre vulgar y corriente.
Dos pulseras hermanadas por el arcoiris me susurran aromas y besos mientras que un mono amarillo me sube y me baja de los árboles muy animadamente. Machado y Leonor me invitan a viajar y una carta llena de acentos y comas hace que me emocione largo rato... ¡Qué tonto es el amor!
Mi mejor regalo de cumpleaños, nunca tarde, siempre a tiempo. "Ojalá pudiera tenerte aquí a mi lado", te susurro en la distancia; "Pocas veces estuvimos más cerca que hoy".

sábado, 16 de diciembre de 2006

104 años...

Hoy cumple años Rafael Alberti, hoy nuevamente la tarjeta de felicitación que viajaba siempre por estas fechas hasta El Puerto duerme apenada en el cajón. Si es que uno no se acostumbra a las pérdidas ¡qué difícil!
Acabo de llegar de patear medio Cáceres con un cuadro bajo el brazo, un cuadro enorme de un metro por setenta centímetros. Su autora es mi compañera (y amiga) Matilde Granados; fui hace días a su estudio, cerca de Hernán Cortés, y me enamoré de un cuadro que no estaba en venta. La convencí y ahora ya está en mi casa. Se titula "Mis ojos diminutos" y recoge en una parte del lienzo dos versos del Lorca de Poeta en Nueva York... No es mi cumpleaños pero como si lo fuera. ¡Qué bueno esto de autorregalarse cosas! Siempre se acierta.
No hay nada mejor que rodearse de amigos en todas las ocasiones.

lunes, 11 de diciembre de 2006

Momentos efímeros

Ya lo dijo hace unos días Carmen Téllez, con voz lenta, casi retenida, pero con letra firme: "Sabe el poeta de lo transitorio de los momentos, y de esa leve línea que une a la muerte con la vida. Todo tiene un sentido de provisionalidad, de momento efímero:
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la fugacidad del hombre
descansa en un suspiro.
"
-
Si es que se puede decir más alto, pero más claro... Gracias Carmen por la lectura de mis versos. Ah! Se me olvidaba: desde que aquella noche emeritense posé mi cabeza en tus manos me da menos miedo la psicología. Un beso para ti y otro para tus sentencias.

domingo, 10 de diciembre de 2006

Y mañana?

Impresionante comprobar, aquí tumbado en el sofá y abrazado a mi manta de cuadros amarillos, las horas, las risas, las copas y los abrazos que puede seguir soportando mi otro yo. Qué alegría más grande los amigos y la fiesta, el reencuentro y sobre todo mi gente. Si no hay nada como estar en casa.
Mañana otra vez las clases, los compañeros, los alumnos, los viajes. Releyendo esto me emociona pensar que tengo en las manos los sueños de años... Si es que no hay nada como desearlo todo; siempre te tocará algo.

martes, 5 de diciembre de 2006

Promesa

Empieza un puente deseado, más por las promesas que por los planes. El domingo, en el regreso, me reencontraré de nuevo conmigo mismo y con mis sueños... Entonces, ya de noche, me reconciliaré con mis fantasmas.

lunes, 4 de diciembre de 2006

Ni contigo ni sin ti

Es mejor no esperar nada de nadie; así si te encuentras algo te parecerá un regalo. No debemos poner ilusiones en lo que no conocemos o en aquello que a simple vista parece efímero...
¿Por qué siempre tienes tanta razón en lo que me dices? Cada día lo tengo más claro; no podría estar sin ti, al otro lado del teléfono, animando mis preocupaciones y abrigando mis desvelos, y eso que en Soria hoy ha llovido más que aquí.

domingo, 3 de diciembre de 2006

Reunión anual

Fin de semana intenso con amigos y familia, como debe ser. Mi casa llena de gente como en una boda, pero sin novios ni cura. Otro cierre de año lleno de ritos casi ancestrales para celebrar en torno a la matanza ibérica una fiesta que ya se ha convertido en costumbre.
El esfuerzo de meses y las ilusiones de años nos reúnen entre las sonrisas y el trabajo. ¿Quién tiene las llaves del convento? ¿Algo tendrá la mula? ¿Cinquillo o tute?... y al lado del fuego de encina verde, junto a la chimenea, los sueños y los deseos de repetir al año que viene se abrazan a la mirada complacida y afectuosa de mis padres.

jueves, 30 de noviembre de 2006

Medium

Me entero hace poco rato que sí, que definitivamente Antonio Gamoneda es nuestro nuevo y flamante Premio Cervantes 2007. Y mi amiga María América, que estaba conmigo cuando nos informábamos juntos del acontecimiento, me dice que soy una especie de medium. En la buena poesía no hay posibilidad de aventurar o acertar estas cosas. Sí que es cierto que no siempre nos acordamos de escritores imprescindibles y que quedan todavía en el cajón de este viejo escritorio de las letras españolas nombres como Juan Marsé, Pepe Caballero Bonald, Ana María Matute, Ángel González y tantos otros. Ojalá los premios sigan descubriendo la magia de la literatura en letras mayúsculas para ese gran público poco lector que se extienden peligrosamente desde las escuelas hasta los poco avispados seguidores de "El tomate" o "Corazón, de dónde vienes y adónde vas", espacios televisivos siempre entre los más vistos y que son obviamente productos terribles que van mucho más allá del entretenimiento y la mofa.
Hoy recibe Gamoneda además el XV Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana. Muchas emociones para un mismo día, maestro. Muchas emociones hoy también para mí. Como reflexión final retomo una lúcidas y recientísimas palabras del premiado: "La poesía es una realidad en sí misma, una existencia intelectual que tiene tanta consistencia como los sueños. ¿Quién ha dicho que los sueños no son realidad? La poesía crea realidad por la vía sensible, una realidad intelectual, una forma distinta de conocimiento".
Queda dicho... Y son palabras mayores: poesía, sueños, sensibilidad, conocimiento. Sintámonos afortunados porque mañana el nombre de Antonio Gamoneda llegará a nosotros y a los demás desde todos los medios de comunicación, desde las reediciones, desde las lecturas nuevas y renovadas.

miércoles, 29 de noviembre de 2006

Gamoneda en el jardín invisible

Me recuerda Álvaro Valverde en su blog que mañana se falla el Premio Cervantes. Yo también me aventuro y pronostico que se lo darán este año a uno de los mejores poetas españoles vivos y en los últimos tiempos (oh, sorpresa) reconocido y premiado: el asturiano Antonio Gamoneda.
Aunque nació en Oviedo en 1931, lleva residiendo en León desde muy niño. Su vida estará poblada de una miseria extrema, terror y represión durante toda la posguerra española, muerte palpable en cada persona, en cada objeto que le rodea... Así es su poesía; biográfica, dolorosa, ausente. Siempre me gusta perderme por sus páginas, reunidas todas en Esta luz (1947-2004) poesía completa publicada recientemente por Círculo de Lectores. Me quedo con tres de sus mejores libros: Descripción de la mentira, Libro del frío y Arden las pérdidas. Del segundo extraigo este poema en varios cuadros que me acompaña desde que lo leí por primera vez. Enhorabuena y gracias, maestro.
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Aún
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Recuerdo el frío del amanecer, los círculos de los insectos sobre las tazas inmóviles, la posibilidad de un abismo lleno de luz bajo las ventanas abiertas para la ventilación de la enfermedad, el olor triste de la sosa cáustica.
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Pájaros. Atraviesan lluvias y países en el error de los imanes y los vientos, pájaros que volaban entre la ira y la luz.
Vuelven incomprensibles bajo leyes de vértigo y olvido.
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No tengo miedo ni esperanza. Desde un hotel exterior al destino, veo una playa negra y, lejanos, los grandes párpados de una ciudad cuyo dolor no me concierne.
Vengo del metileno y el amor; tuve frío bajo los tubos de la muerte.
Ahora contemplo el mar. No tengo miedo ni esperanza.
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Eres sabio y cobarde, estás herido en las mujeres húmedas, tu pensamiento es sólo recuerdo de la ira.
Ves la rosas temibles.
Ah caminante, ah confusión de párpados.
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Hay una hierba cuyo nombre no se sabe; así ha sido mi vida.
Vuelvo a casa atravesando el invierno: olvido y luz sobre las ropas húmedas. Los espejos están vacíos y en los platos ciega la soledad.
Ah la pureza de los cuchillos abandonados.
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Amé todas las pérdidas.
Aún retumba el ruiseñor en el jardín invisible.
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martes, 28 de noviembre de 2006

Amanecer

Salió de madrugada, como siempre, y escuchó a lo lejos cómo alguien recitaba ese verso suyo que tanto le emociona. Andaba cabizbajo y adivinó la lectura de su poema en un cuaderno ajeno, un folio apagado, una hoja informática que le decía tantas cosas.
En ese momento se sintió compartido por solitarios en busca de abrigo, por niños que abrían asombrados los ojos ante la potente luz de la luna, por enamorados y desenamorados, por una madre que dormía junto a su hijo cobijándole del frío y la lluvia, por alumnos emocionados con Bécquer y Neruda, por una pantalla de cine que hablaba de que nada es lo que parece...
Y de pronto apareció el sol y los periódicos del día se anunciaban con fotografías de colores y aquella chica que nunca le miraba a los ojos le habló muy de cerca para preguntarle que hacia donde caminaba; y sin más le agarró fuertemente la mano y se perdieron en la inmensidad de la calle, con un hermoso parque al fondo.

lunes, 27 de noviembre de 2006

Cartas a un joven poeta

En 1903 Rainer Maria Rilke escribió en una carta al joven e inexperto Kappus algo que yo quiero hacer mío en esta madrugada: “Las obras de arte son de una infinita soledad […]. Solamente el amor puede captarlas y hacerlas suyas y sólo él puede ser justo con ellas”.
Está visto que no se puede tener todo... Tendré que ir aprendiendo.

domingo, 26 de noviembre de 2006

Marcando límites

Me pasa igual que a mi amigo Daniel; hay veces que me cuesta mantener al día esta especie de diario abierto al que llamamos blog, y otras me invade un torrente de palabras que me urge escribir aquí.
¿Será cierto eso que dicen que nos baña cierta prepotencia a la gente que escribimos para los demás? ¿que nos gusta hablar mucho de nosotros mismos? ¿que esto es simplemente un signo más que demuestra cierta soledad, cierta incomplacencia? ¿Pérdida de tiempo? ¿Lástima?
No sé; muchas veces me siento ajeno a lo que me rodea pero acaba afectándome. Y yo me pregunto: ¿por qué tenemos ese afán destructor de ver en los demás nuestras propias limitaciones? Si es que el hombre es imperfecto, pero hay algunos que todavía no son conscientes de que todos tarde o temprano nos quitamos las máscaras y acabamos de fango hasta las rodillas... excepto los que somos transparentes y no tenemos más vida interior que la de nuestras propias palabras.

sábado, 25 de noviembre de 2006

Momentos de felicidad

a Belén y Javi, mis duendes
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Pasa la tarde de un lado para otro, llega la noche y con ella la tormenta. Compra con tranquilidad y cena cargada de pollo picante, gambas y chocolate. Risas, abrazos, conversaciones. Amigos recién inaugurados. Temas intrascendentes y reflexiones sobre la vida y el mundo entre copas sin cafeína.
Llega la madrugada arropándonos de sueño. Duermo sonriendo, plácidamente... ¿Por qué la gente necesita tanto para ser feliz?

miércoles, 22 de noviembre de 2006

Mariposa de sueño

Qué joven me siento en muchas de las celebraciones diarias de mi vida; y sin embargo, en otras, qué viejo...
Mientras releo la poesía de Neruda con la tímida luz natural que me regalaban las nubes esta mañana, observo melancólico cómo a mi lado una pequeña mariposa revolotea alrededor de los cristales. Y me da por envidiar los colores amarillos, verdes y pistachos de sus alas, su frescura de movimiento, su ligereza, su aislamiento de lo cruel.
Y allí unas manos frías, una sonrisa amplia, sonora, una compañía ya casi necesaria, una conversación, han logrado por un momento abrir esta ventana y dejarme volar, feliz, sin rumbo ni hora, hasta hacerse de noche.

Bécquer y la soledad

Mis alumnos y alumnas de 2º de bachillerato en Valencia de Alcántara están disfrutando con la lectura de los poemas de Bécquer; sí, disfrutando de este jovencísimo (aún hoy) autor desdichado que cantaba a la poesía, al amor y al desamor, a la soledad y a la desesperación (siempre en este orden).
Y esta tarde a mí se me antoja ver en este romántico trasnochado a un adolescente que asciende ilusionado por las escaleras de un luminoso tobogán, que enamorado de la poesía sube con su alma en la boca a lo alto para respirar hondo y disfrutar del amor y del paisaje. Luego, algo decepcionado, sucumbe a la dureza de la vida y termina sentándose; parece que llega la hora de contemplar el mundo tranquilo, sosegado. El amor pleno ya no estará a nuestro lado y algo acabado, triste, incompleto, se deja resbalar con un leve impulso y pone definitivamente mortal sus pies cansados en una tierra seca y poco fértil.
Qué pena que el jolgorio adolescente, la alegría inusitada y la celebración poética acaben siempre en la más absoluta soledad... En una soledad hoy felizmente multiplicada por cuatro.

sábado, 18 de noviembre de 2006

A modo de poética

para Antonio y Dani, y también para Chema
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13, 13:13, 13. Al lado una chaqueta de pana que simulaba un poeta y de fondo, horrible, la voz de Paul McCartney que todavía dicen que canta. Casi no podía escucharles pero imaginaba sus conversaciones. El paisaje me invitaba a la sugestión. Todo parecía meticulosamente planeado. Parada obligatoria para comer y como lectores en paro, entre pasta y pollo, aventurar nuestras miradas poéticas. Eché de menos a la poesía; se nos olvidó en el baño.
Llegada al hotel. La gran ciudad ya casi sin luz (noche o polución, daba igual). Y mucho frío. Como un hormiga que todo teme, bajo los pies de un gran edificio y solo, rodeado de libros, una escalinata nos engullía hacia su cerebro. Una cafetería con desnudos femeninos que nos recibían insinuantes. Una sala llena de ojos asombrados, y de ángeles, santiagos, (h)adas y una hermosa niña pequeña que oye poesía por vez primera y que seguramente su madre nunca dejara que lo olvide. Emoción, afecto y muchos amigos. Sólo dos sillas vacías.
La noche, llena de gatos perdidos por callejones, de ruedas de madera antigua, de escritores marcados por la desgracia, de golondrinas muertas que caen tristemente al asfalto. Bares plagados de desconsuelo, de libros rodeados de humo en las vitrinas, de animales hermosos pero disecados, de risas explosivas y erotismos encendidos y apagados. Y de fondo Blues, amigos desconocidos y fotografías desenfocadas, oscurecidas.
Madrugamos. Lentamente esta mañana Madrid nos despide lloviendo. Siempre nos quedará Rod Stewart... ¿Por qué algún día despertar de este sueño?

viernes, 17 de noviembre de 2006

Paraíso perdido

Hoy viernes, a las 8 de la tarde, el Círculo de Bellas Artes de Madrid instala en una de sus salas este loco tobogán en el que cuatro poetas se paran a mirar el mundo. ¡Qué vértigo me dan a mí estas cosas! Casi tanto como la propia vida o el mismo tobogán...
Qué haríamos nosotros si no arriesgásemos en nuestras tentaciones, no nos aferráramos fuertemente a la barra metálica de cualquier tobogán y cómodamente sentados no nos impulsáramos a bajar dulcemente hacia la realidad del mundo, que siempre espera abajo y nunca arriba (no nos equivoquemos).
Amigos, la vida misma...

miércoles, 15 de noviembre de 2006

...lo sabe

No es el infierno, es la calle.
No es la muerte, es la tienda de frutas.
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Óxido, fermento, tierra estremecida.
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¿Qué voy a hacer? ¿Ordenar los paisajes?
¿Ordenar los amores que luego son fotografías,
que luego son pedazos de madera y bocanadas de sangre?
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(FGL)

Quien lo probó...

¡Ay, qué trabajo me cuesta
quererte como te quiero!
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Por tu amor me duele el aire,
el corazón
y el sombrero.
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(FGL)

lunes, 13 de noviembre de 2006

Tú me llamas, amor, yo cojo un taxi

Me llegó hace algunos días el envío cariñoso de las Poesías completas de Luis García Montero, que reúne veinticinco años de versos cargados de experiencias (1980-2005). Qué satisfacción más plena sostener en una sola mano tantas lecturas ahora abrazadas...
Y digo yo: ¿Por qué siguen los ataques? ¿Por qué no se han superado aún las mierdas guerrilleras? ¿Por qué la pobreza poética de los ochenta todavía insiste en denostar las lavadoras, los bares y los coches? Años después (el tiempo pone a cada uno en su sitio) comienzan ahora a bombardear las columnas periodísticas, la libertad de expresión, las verdades como puños... ¡Ay! si la envidia fuera tiña. Siempre vivió la mediocridad.
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Recuerda que tú existes tan sólo en este libro,
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agradece tu vida a mis fantasmas,
a la pasión que pongo en cada verso
por recordar el aire que respiras,
la ropa que te pones y me quitas,
los taxis en que viajas cada noche,
sirena y corazón de los taxistas,
las copas que compartes por los bares
con las gentes que viven en sus barras.
Recuerda que yo espero al otro lado
de los tranvías cuando llegas tarde,
que, centinela incómodo, el teléfono
se convierte en un huésped sin noticias,
que hay un rumor vacío de ascensores
querellándose solos, convocando
mientras suben o bajan tu nostalgia.
Recuerda que mi reino son las dudas
de esta ciudad con prisa solamente,
y que la libertad, cisne terrible,
no es el ave nocturna de los sueños,
sí la complicidad, su mantenerse
herida por el sable que nos hace
sabernos personajes literarios,
mentiras de verdad, verdades de mentira.
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Recuerda que yo existo porque existe este libro,
que puedo suicidarnos con romper una página.
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Gracias, poeta y amigo. Maestro de diarios, de flores y serpientes. De intimidades, jardines y días de la semana totalmente abiertos. Te espero siempre, ya sabes, en aquella habitación junto a la cocina, entre cajas y juegos de baile, bajo tu irrepetible luna del sur.

¿Fuera o dentro?

Hoy en clase, releyendo con mis alumnos de bachillerato un texto apasionante de Larra ("El día de Difuntos de 1836"), reflexiono sobre la maravillosa capacidad intemporal de la literatura. Hace años que este desesperado y vilipendiado periodista escribía a punto de suicidarse que se sentía aterrorizado rodeado de vivos; sí, de vivos. Medita el pobre Larra de cómo la ciudad de Madrid, el día 2 de noviembre, va al cementerio a ver a sus difuntos; y en un esperpéntico y revelador párrafo advierte:
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"Vamos claros, dije yo para mí, ¿dónde está el cementerio? ¿Fuera o dentro? Un vértigo espantoso se apoderó de mí, y comencé a ver claro. El cementerio está dentro de Madrid. Madrid es el cementerio".
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Lo llevamos claro, digo yo también para mí. Los vivos siguen siendo más numerosos y peligrosos y dañinos y envidiosos que los muertos. Vaya cementerio que está creciendo entre nosotros (y donde dice Madrid que cada uno ponga lo que quiera). ¿Será posible que cuando Dan O'Bannon rodó "El regreso de los muertos vivientes" pensara en alguno de nosotros? Cada vez estoy más convencido de que la vida es un ciclo cerrado por el que deambulan gentes sin ningún tipo de escrúpulos (hasta de morir viviendo, y no al revés), y que afortunadamente ni Larra ni O'Bannon hablaban de mí. Quizá, querido lector, querida lectora, de ti tampoco; aún estamos a tiempo. Mientras haya vida... (lo terrible es que para algunos es eterna).

martes, 31 de octubre de 2006

La inmortalidad

Llevo ya varios días pensando en lo injusto de la muerte. Un viejo poeta me comentó en uno de nuestros últimos encuentros en su casa de El Puerto que sólo nos damos cuenta de que nos hacemos mayores conforme nos rodeamos de muertos; cuantas más personas hayan muerto a nuestro alrededor más años hemos navegado.
Siempre me ha acompañado esta dura impresión de la vida. No se podría entender la vida sin la muerte, y viceversa. También afirma Umbral que la muerte no existe porque cuando tú te has muerto ya te has ido; la muerte existe para los demás, para los que se quedan aquí.
No sé por qué pero me gusta abrazarme a la idea de que la vida no es más que un forjarse como persona, que nadie puede arrebatarnos las experiencias, los sueños y las realidades, las satisfacciones y los pesares, los besos, las sonrisas, la memoria, el amor... Y con eso me quedo, sólo con eso, como un eco de campana de pueblo que marca cada tarde la llegada de lo oscuro, de final de la jornada, de crepúsculo que ya baja el telón irremediablemente hasta el día siguiente.
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La copa de cristal
que pusiste al revés sobre la mesa,
guarda un tiempo de oro detenido.
Me basta con la vida para justificarme.
Y cuando me convoquen a declarar mis actos,
aunque sólo me escuche una silla vacía,
será firme mi voz.
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No por lo que la muerte me prometa,
sino por todo aquello que no podrá quitarme.
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(Luis García Montero)

lunes, 16 de octubre de 2006

Silencio roto

a Ángeles Mayorga, in memoriam
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Acaban de darme la noticia. Hace un rato. Muy poco. Las letras de tu nombre retumban por todas las esquinas de mi casa. Y a mí se me hace una eternidad pensar que ya nunca oiré tu voz, que no existirán nuestras largas conversaciones. No sé por qué el destino vuelve a repartir desierto cerca de mi boca y mis ojos vuelan de nuevo al infinito...
He llegado tarde a tu casa. Siempre tarde. Ya te has ido. En tu viejo sillón encuentro entre los pinceles una nota que lleva mi nombre: "El futuro se acerca lento, pero viene".
Siempre estarás en mí, Ángeles. Cuántas cosas que decirte y cuántos abrazos que ya no encontrarán tu complacencia. Ya sé que mañana, cuando me levante, no me apetecerá vivir un día sin saber que tú estás ahí. Nada será igual.
¿Por qué la vida arrebata de tu lado lo que más necesitas? Con tus alas, eternamente, caminaré sin duda hacia la luz. Con tus colores y tus confidencias ya me he ganado la felicidad única de haber compartido con un ángel mi vida. Tus más de setenta años forman parte de mis años, y tus cuadros de mis sueños. Gracias por tu mirada...

miércoles, 11 de octubre de 2006

Palabra y Luz

Siempre que pienso en ti te veo cabizbaja, tecleando lentamente un móvil, callada, observando. No sé por qué pero te imagino en la noche, nunca de día rodeada de gente, siempre sonriendo en la oscuridad.
Tu voz es la que hace volar los sueños de mis pensamientos y mis manos. Y te imagino como yo, sola, pendiente del trabajo o del reloj o repasando fugazmente un día que ya termina y que casi es igual que el de ayer.
Nunca me apetece dejar de hablar contigo, renunciar a nuestras risas y nuestros enfados. No soportaría acostarme sin oir tu voz ni levantarme sin saber que tú también estás pensando en mí... ¿por qué existe la distancia si no la queremos?
Sigo extrañándote, como casi todos los días desde que hace más de dos años te conocí. "Me gusta cuando no callas y estás más que presente..."
Afortunado es don Antonio que te ve caminar, cerca del viejo olmo, con un libro de sus poemas en las manos. Qué suerte haber vivido junto a ti aquel eclipse en una noche estrellada, llena de flores y pájaros asustados. Qué idiota el que ignore en tu presencia el verdadero milagro de sentirse vivo.
Llega de nuevo la noche y con ella la luz de tu voz. Ven ahora a mi lado, deja que me tumbe para oirte y recógeme en tu abrazo para que pueda dormirme tarde y así el sueño no logre escaparse. Nunca.

martes, 10 de octubre de 2006

Amistades II

Y aquí va la respuesta de mi amigo Antonio, para que luego digan que se puede vivir sin amistad:
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La amistad no existe. En caso de darse, es masculina. Si se produce, es un sentimiento unívoco. ¡Donde se ponga un buen enemigo...! Jamás te falla. En cambio, el amor, además de no existir, te folla.
Y como diría Woody Allen en respuesta a la afirmación de que el sexo sin amor es una experiencia vacía: "Como experiencia vacía, es de las mejores".
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Ay, qué haría yo sin ti, querido comedor se sangüich que engorda a pasos agigantados; aún no sé cómo carajo me las apañaba en tu ausencia... Por lo pronto disfrutando menos de la vida, seguro. Mil gracias, como siempre.

Amistades

Amigo, llévate lo que tú quieras,
penetra tu mirada en los rincones,
y si así lo deseas yo te doy mi alma entera
con sus blancas avenidas y sus canciones.
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Pablo Neruda
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¿Y que luego me digan que la amistad no es una declaración de amor en toda regla? Qué hay más reconfortante que las amistades para mirar siempre hacia adelante. Qué hay más indispensable que un amigo. Cuánta gilipollez gobierna el mundo... y cuántos prejuicios.

Cuando el diablo no tiene nada que hacer...

Siempre me encuentro agobiado por falta de tiempo. Tantas cosas por hacer y tan pocas horas que me regalan estas recién inauguradas tardes otoñales...
Y lo que más me molesta es esa gente que grita a los cuatro vientos que se aburre. ¡Se puede ser más idiota!
Perdón señores George, José María y Benedicto, no se den por aludidos; no iba por ustedes... (Cómo está el patio y lo que le preocupa ahora a estos tres la memoria histórica. Si es que no hay peor mal que estar ociosos).

martes, 12 de septiembre de 2006

Olvidado Larrea

Esta mañana ya he estado en mi nuevo instituto. He charlado con mis compañeros y a mis alumnos los conoceré el jueves. Repasando las estanterías de casa, buscando lecturas para recomendar en las aulas, vuelvo a retomar libritos que hace tiempo leí y que no acudo a ellos con la frecuencia que a mí me gustaría.
Eso me pasó hace unos días pero en un contexto diferente. Llevo años trabajando en la literatura española de vanguardia pero ya hacía tiempo que no releía al bilbaíno Juan Larrea (1895-1980), poeta más que olvidado y poco valorado en mi opinión. Mi amigo Iván (de Monleón) me ha hecho volver a abrir mi ejemplar de Versión celeste y me he dejado envolver nuevamente por la magia del tiempo, por unos versos (muy pocos, poquísimos) que me siguen deslumbrando como el primer día, que parecen recién escritos, que me hacen reflexionar sobre cómo verdaderos genios de la literatura aparecen mudos en los libros académicos. Padre impulsor del surrealismo en España, los versos existencialistas de Larrea, llenos de imaginación, de fuerza lírica y de una espiritualidad muy poco común en nuestras letras, son capaces de transportar al lector a un mundo onírico y hacerle partícipe de sus inquietudes con palabras oscuras que sólo comunican una parte; la otra tiene que ponerla el atento lector.
Iván, aquí copio estos versos que sé llevas muy cerca; gracias por las confidencias. Y ojalá que para ti lector, si te acercas por primera vez a Larrea, signifiquen un feliz descubrimiento.
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ESPINAS CUANDO NIEVA
(En un huerto de Fray Luis)
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Suéñame suéñame aprisa estrella de tierra
cultivada por mis párpados cógeme por mis asas de sombra
alócame de alas de mármol ardiendo estrella estrella entre mis cenizas
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Poder poder al fin hallar bajo mi sonrisa la estatua
de una tarde de sol los gestos a flor de agua
los ojos a flor de invierno
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Tú que en la alcoba del viento estás velando
la inocencia de depender de la hermosura volandera
que se traiciona en el ardor con que las hojas se vuelven hacia el pecho más débil
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Tú que asumes luz y abismo al borde esta carne
que cae hasta mis pies como una viveza herida
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Tú que en selvas de error andas perdida
-
Supón que en mi silencio vive una oscura rosa sin salida y sin lucha
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Querido silencio

En el ajetreado mes de agosto pocos han sido este año los libros que me han acompañado; cada vez me cuesta más entablar conversaciones interesantes con los que accidentalmente o recomendados (oh desastre) caen en mis manos.
Sin embargo muchas noches de estío, agotado por el calor y las salidas desordenadas, me refugiaba en un libro de poemas magnífico que he leído repetidamente, como descubriéndolo nuevo en cada lectura. El poeta granadino Luis Muñoz, tras recopilar toda su obra poética en Limpiar pescado en 2005, ha publicado su último libro poco antes de empezar el verano: Querido silencio (Tusquets).
Un libro lleno de hallazgos, que camina casi sin hacer ruido entre la reflexión y la interiorización ante los hechos cotidianos, casi invisibles a los demás. Para muestra este "Campo de alcornoques" (que podrían estar en cualquier rincón de nuestra dehesa extremeña):
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No sé por qué, respiran paz,
la que no tengo.
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Ordenan la mirada, la sostienen,
le dan fuerza, la fuerza de esperar,
la que me falta.
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Son dependientes y únicos.
No sucumben al hoy.
No conocen la duda, su cadena explosiva.
No se llenan de noche,
la que me sobra.
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Afortunadamente, la poesía (si se escucha en silencio) sigue teniendo una conversación llena de luz, de vida al fin y al cabo. Pobres inmortales... Enhorabuena Luis, y gracias.

Trilogía de lo Invisible

Ahora sí que ha terminado el verano definitivamente; al menos para mí.
Este blog de ausencias abandonado por la compañía de nuevos y viejos amigos, dichosos días que afortunadamente se quedan en mí para siempre, traen hoy a un autor francés, Eric-Emmanuel Schmitt (muy conocido en su país), que me ha descubierto su interesante "Trilogía de lo Invisible". Tres tomitos muy delgados forman parte de este regalo literario: Milarepa, Oscar y Mamie Rose y El señor Ibrahim y las flores del Corán. Respectivamente abordan la religión tibetana, cristiana y judía-árabe desde unos cuentos luminosos, breves, mágicos.
Su lectura, abrazada para que sus pensamientos no se deshilen, me ha hecho reflexionar mucho, visiones diferenciadas pero que se solapan por este sueño de vivir eternamente aprehendiendo del ser humano, un ansia exacta, calcada, como reflejada en un viejo espejo heredado del que cada uno desde su mundo interior es incapaz de desprenderse.
Gracias a mi amigo Juan Margallo por descubrirme en estos tiempos de hastío y escalas de valores tan vacías este mundo literario que habla mucho (yo diría que todo) sobre ese camino con destino incierto que recorremos a diario... Una conversación desde el Castillo de Montánchez mientras el sol con sus últimos rayos arañaba, furioso y triste, unas tímidas piedras envejecidas, apagadas.

jueves, 3 de agosto de 2006

Sin vivir en mí

No se puede estar menos ocioso que en agosto. Montánchez (que no parece mi pueblo) tiene más vida en estos días que cualquier ciudad hiperturística de Extremadura. ¡Ay, qué agustito sin tanto turista jamonero!

viernes, 7 de julio de 2006

De poetas y antologías

Abro un nuevo y cariñoso envío de la Editorial Renacimiento de Sevilla y me encuentro con el último tomito de esa colección de Antologías que tanto me gustó desde el principio. Es ya el volumen 18, dedicado esta vez a García Baena.
¡Qué labor tan hermosa, llena de colores como una coqueta camisa de rayas veraniega y juvenil, está llevando a cabo Abelardo Linares en su exquisita imprenta! Desde que esta colección de gran éxito comenzara en 2002 con Luis García Montero, no han dejado estos libritos de emocionarme y sorprenderme. Qué verdadero placer leer a Ricardo Defarges, Ángel Pariente o César Simón, algunos casi por primera vez.
Los tres últimos volúmenes (16, 17 y 18) han acogido a tres nombres realmente señeros: Amalia Bautista, Félix Grande y Pablo García Baena. Los Tres deseos de Amalia me han conmovido; nunca había leído nada de ella. Qué matices, qué fidelidad pasmosa al tema del amor y del desamor sin repetirse, qué transparencia y naturalidad. La voz poética de Félix Grande, casi inencontrable en los últimos años, se nos presenta aquí bajo el título de Una grieta por donde entra la nieve; un amplio y variado recorrido por el mestizaje racial de la poesía esencial y de búsqueda del extremeño (perdonen que no me extienda, pero es que la edición es mía y no creo que sea de recibo). Y de esta nueva entrega de García Baena qué voy a contarles si todavía la estoy disfrutando con la vista y con gran desasosiego tras haber leído hace poco Los Campos Elíseos, su último libro de poemas (no publicaba versos desde hacía 15 años).
Con qué colores y versos tan variados se presenta el inicio del verano. Gracias Abelardo... Poesía en estado puro ¡Qué pensaban!

miércoles, 5 de julio de 2006

Felicidades con retraso

Hace menos de una semana que Javier Marías ocupaba una de las tres letras vacantes de la RAE, la erre mayúscula que antes fuera de Lázaro Carreter. Cómo me gustan Corazón tan blanco o Negra espalda del tiempo, dos novelas redondas en su construcción, llenas de matices, claras en el estilo y el ritmo, arriesgadas en perspectivas y ricas en palabras. La etimología de las palabras es algo que obsesiona a este autor, tan leído y tan traducido. Afirma ya que su discurso podría girar en torno a los peligrosos anglicismos innecesarios que se han instalado en nuestra lengua. Orgulloso de adherirse a esta Institución cercana siempre "al elogio de la libertad", sigue trabajando incesantemente en ese tercer y último volumen de Tu rostro mañana.
Desde que yo recuerdo (periodistas, dibujantes, incluso médicos), ésta es una de las pocas entradas que más satisfacción me han dado; y eso que a mí esto de la RAE casi siempre me huele a antiguo, a esas bolas de alcanfor que protegen aquellas ropas de temporadas pasadas de las hambrientas polillas. ¡Cuántos nombres quedan todavía por ahí, como enredados en la niebla de la arrogancia, que ni siquiera se han molestado en abrirle sus puertas! ¡Cuántas ausencias inexplicables que ya no podrán sentarse allí nunca! Ojalá que a partir de ahora, oh Alta Institución que limpia, fija y da esplendor, no sigas cayendo en el absurdo juego de la hipocresía y los celos.
Que esta espléndida incorporación ventile las magnas salas y los viejos pupitres... Enhorabuena maestro.

martes, 4 de julio de 2006

Con música de fondo...

Reloj, no marques las horas
porque voy a enloquecer.
Ella se irá para siempre
cuando amanezca otra vez.
-
No más nos queda esta noche
para vivir nuestro amor,
y tu tic-tac me recuerda
mi irremediable dolor.
-
Reloj detén tu camino
porque mi vida se apaga;
ella es la estrella que alumbra mi ser,
yo sin su amor no soy nada.
-
Detén el tiempo en tus manos,
haz esta noche perpetua
para que nunca se vaya de mí,
para que nunca amanezca.
-
Para mí este bolero es siempre el bolero del adiós, de esa despedida que nunca hay tiempo para definir con palabras exactas. Al menos la música sí que encuentra los tonos justos y las voces de Los Panchos el timbre perfecto. Reloj, hasta mañana.

Oscuridades

Felizmente vuelvo a encontrarme con la última poesía lorquiana porque me invitan a una charla dentro de pocas semanas. Nunca dejan de sorprenderme su talento, su valentía, su inocencia:
-
Goza el fresco paisaje de mi herida,
quiebra juncos y arroyos delicados,
bebe en muslo de miel sangre vertida.
-
Pero ¡pronto! que unidos, enlazados,
boca rota de amor y alma mordida,
el tiempo nos encuentre destrozados.
-
(Federico García Lorca, Sonetos del amor oscuro, 1935-1936).
-
Y fue allí, en un hotel valenciano (¡pobre Valencia!), donde nuestro desesperado poeta granadino escribía estos versos a su último amor Rafael Rodríguez Rapún. Hoy la Derecha española está recurriendo la legalidad del amor libre, defendiendo a la familia de toda la vida, volviendo a caer (ya he perdido la cuenta de los porrazos que lleva) en los mismos errores que nos recuerda vehemente la Historia; ¿es por eso que tanto le molesta al profesor hispano-americano del norte Aznar la "moda actual" de la memoria histórica? (Podría deberse a ese girar hacia el Centro; si cada uno tiene que tener su sitio claro, que parecemos niños). Y de fondo, la Iglesia (siempre en Mayúsculas) gritando ese "arrepentíos" que tanto marcó a nuestros antepasados.
¿Sospecharán acaso Rajoy y Zaplana y Acebes y la señora Aguirre que uno de nuestros poetas más universales ya reivindicaba el amor sin barreras ni espacios hace más de setenta años? ¿No afirmó el ex-presidente Josemari, charlando con Sánchez Dragó, que era Lorca uno de sus escritores predilectos? ¿Sabrán además que sus gritos literarios acabó pagándolos muy caros? ¿Será consciente el nuevo Papa que va a pasear este fin de semana, junto con don Rouco (lo que le gustan a éste últimamente las multitudes), por las mismas calles valencianas que inspiraron estos versos tan antinatura y asquerosamente corrompidos?
...Si es que no se puede salir de casa, Santidad.

lunes, 3 de julio de 2006

Como en casa

Qué bueno regresar a casa después de andar dando vueltas como una peonza. Exámenes a mis alumnos, exámenes de recuperación dos días después, evaluaciones finales, notas, reclamaciones, entrega de notas definitivas, claustro y despedida de curso. Corre a Badajoz, a la prueba presencial como diciendo "Sí, aquí estoy; corroboro que soy opositor y que sigo queriendo hacer mi ejercicio". Vete a tu casa paterno-materna en el pueblo, donde se está más relajado. Madruga días después camino de Badajoz y examínate tú ahora...
Regresar a casa y abrir tus cosas, escuchar a la señorita electrónica del contestador del teléfono fijo ("Tiene siete mensajes nuevos; mensaje número uno, recibido el día..."), leer tus cartas (qué suerte! todavía recibo alguna) y tus e-mails. Siempre hay algo que te sorprende. Me gusta mucho Saramago, aunque tengo que leer sus cosas con distancia de meses porque si no uno cae en esas cosas raras que llaman depresión; cuánta tristeza, cuántos lamentos, cuánta razón. Y aunque comparto sus sentencias no estoy de acuerdo con él en eso que dice que nunca el ser humano derramará una sola lágrima leyendo un correo electrónico. O es que yo soy muy llorón o es que mis amigos son unos cabrones y me provocan.
Leo mensajes de hace algunos días. Unos referentes a unos poemas míos que compartiré con tres amigos más en una especie de parque, con columpios y toboganes; qué bien se siente uno cuando le llaman Ringo y le hacen realidad aquel sueño compartido. Otros me escriben dándome ánimos con el blog, que sea para bien, que les gusta, que es muy fresco... Hay amigos que me piden alguna colaboración literaria desinteresada, y otros que me comentan las típicas tontadas de turno o que me mandan esas cosas que a uno todavía le hacen tanto reír (como el video de doña Leticia con sus principescas bragas al aire... Si Marilyn levantara la cabeza!).
Como en casa, sí. Aquí en este enramado de reflexiones, lecturas y guiños en el que se están convirtiendo estos blogs nuestros. Memoria recobrada, como decía mi querido Alberti, entre las ramas de la arboleda perdida de mi sangre.
Qué suerte estar aquí con vosotros, en mi casa.

Tiempo, tiempo!!

Gritaba aquel conejo blanco, con gafas, vestido con chaleco y pajarita y con un hermoso reloj dorado de cadena cuando se cruzaba, alarmado y corriendo, con Alicia a las puertas de su maravilloso país... Así me encuentro yo. Buscando tiempo para dedicarme a leer, que me hace tanta falta. Libros, unos comprados y otros regalados (por sus autores, como dios manda), que se apilan casi suplicantes a la izquierda de la mesa de mi estudio.
Y mientras tanto aquí estoy, casi sin poder escribir ni en el blog ni en ningún sitio. Sólo con esta dichosa oposición para acceder al cuerpo de profesores de secundaria. Oposición que ya aprobé en las dos últimas convocatorias, pero que me quedé fuera porque no había suficientes plazas. Aprobado sin plaza; qué bonita metáfora (por no decir cabronada absurda).
Tiempo... Y pensar que hay gente que me dice que se aburre. Si es que no hay derecho. Qué mal repartido está el mundo.
(P.D.: Gracias querido Álvaro por el préstamo de tu reloj placentino, que ahora es montanchego. Me encantan los gentilicios... ¡Cuánta información en una sola palabra!)

martes, 20 de junio de 2006

Recién llegado

Uno nunca sabe si está en el sitio adecuado ni en el momento idóneo. Quizá la necesidad de la palabra mueve desde hace ya tiempo mis intereses por estos blog de amigos, que me acompañan casi cada tarde, que conversan conmigo de cerca como quién cuenta el susurro de un secreto exiguo.
Uno nunca sabe si esto que escribe caerá en buenas manos; lo más probable es que en malas, porque como últimamente se está poniendo este ruedo nuestro extremeño es mejor salir por patas que contemplar escaldado... Ay! cuánta envidia y yo qué joven.
Uno nunca sabe si es necesario que haya algunos que se señorean de sus miserias y presumen de sus lecturas. Que se saben voz de la literatura extremeña y encima se autoproclaman doctor honoris causa por las palabras perdidas.
Uno no sabe si ganar enemigos por encorsetarse definitivamente o no al par de corrientes que han esclavizado de forma excluyente y casi discriminatoria la poesía hecha en Extremadura en los últimos veinte años (conversación privada mantenida con mi amigo adinerado).
Uno nunca sabe si esto de no ser escritor, pero escribir cada día más que de vez en cuando, le llega ciertamente a reconfortar. Y digo yo ¿será posible que alguna vez dejemos de mirarnos como de lejos y acertemos a pasear juntos (con o sin asociación, por poner un vocablo conocido)?
Uno nunca sabe si realmente se rodea de buenos escritores y malas verdades o de falsas sonrisas y verdaderos amargados. ¡Cuánto hablo de esto con mi escritora y amiga, pareja de hecho en cenas y jurados y risas y complicidades!
Uno nunca sabrá, ojalá y lo supiera mañana, si estos que escriben sobre los mismos paisajes por los que caminamos diariamente, estos que con gestos cariñosos siempre tienen media palabra de afecto (o casi ninguna... verdad querido amigo? cuánto despropósito con esos pendientes tuyos que a mí me fascinan), estos que publican libros y corres a leerlos para alegrarte con ellos, estos que al fin y al cabo son amigos impuestos (permítanme la fusión) y que algún día se aproximen a ti y el abrazo único sea verdadero.
¡Si uno supiera tantas cosas...!