domingo, 7 de abril de 2013

Desenterrando a Neruda

¡Pobre Neruda! Otra vez remueven sus restos, otra vez despiertan a sus fantasmas. ¿Por qué no le dejan descansar en su luna, en su terreno herido? Para qué; nunca sabremos la verdad...

VALS

Yo toco el odio como pecho diurno,
yo sin cesar, de ropa en ropa vengo
durmiendo lejos.


No soy, no sirvo, no conozco a nadie,
no tengo armas de mar ni de madera,
no vivo en esta casa.


De noche y agua está mi boca llena.
La duradera luna determina
lo que no tengo.


Lo que tengo está en medio de las olas.
Un rayo de agua, un día para mí:
un fondo férreo.


No hay contramar, no hay escudo, no hay traje,
no hay especial solución insondable,
ni párpado vicioso.


Vivo de pronto y otras veces sigo.
Toco de pronto un rostro y me asesina.
No tengo tiempo.


No me busquéis entonces descorriendo
el habitual hilo salvaje o la
sangrienta enredadera.


No me llaméis: mi ocupación es ésa.
No preguntéis mi nombre ni mi estado.
Dejadme en medio de mi propia luna,
en mi terreno herido.

sábado, 6 de abril de 2013

García Lorca regresa a Nueva York

Homenaje a Federico en Nueva York, desde hoy hasta el próximo 20 de julio; exposición de manuscritos y dibujos (en la Biblioteca Stephen A. Schwarzman), concierto y conferencias bajo el título meláncolico de "Back tomorrow" (Volveré mañana). Ochenta y cuatro años ya de su estancia allí, en junio de 1929...


POEMA DOBLE DEL LAGO EDEN
Nuestro ganado pace, el viento espira.
GARCILASO
Era mi voz antigua
ignorante de los densos jugos amargos.
La adivino lamiendo mis pies
bajo los frágiles helechos mojados.


¡Ay voz antigua de mi amor!                                            
¡Ay voz de mi verdad!
¡Ay voz de mi abierto costado
cuando todas las rosas manaban de mi lengua
y el césped no conocía la impasible dentadura del caballo!


Estás aquí bebiendo mi sangre,                                        
bebiendo mi amor de niño pasado,
mientras mis ojos se quiebran en el viento
con el aluminio y las voces de los borrachos.


Dejarme pasar la puerta
donde Eva come hormigas                                               
y Adán fecunda peces deslumbrados.
Dejarme pasar, hombrecillos de los cuernos,
al bosque de los desperezos
y los alegrísimos saltos.


Yo sé el uso más secreto                                                  
que tiene un viejo alfiler oxidado
y sé del horror de unos ojos despiertos
sobre la superficie concreta del plato.


Pero no quiero mundo ni sueño, voz divina,
quiero mi libertad, mi amor humano                               
en el rincón más oscuro de la brisa que nadie quiera.
¡Mi amor humano!


Esos perros marinos se persiguen
y el viento acecha troncos descuidados.
¡Oh voz antigua, quema con tu lengua                              
esta voz de hojalata y de talco!


Quiero llorar porque me da la gana,
como lloran los niños del último banco,
porque yo no soy un hombre ni un poeta ni una hoja,
pero sí un pulso herido que ronda las cosas del otro lado.    

       
Quiero llorar diciendo mi nombre,
rosa, niño y abeto, a la orilla de este lago,
para decir mi verdad de hombre de sangre
matando en mí la burla y la sugestión del vocablo.


No, no. Yo no pregunto, yo deseo.                                    
Voz mía libertada que me lames las manos.
En el laberinto de biombos es mi desnudo el que recibe
la luna de castigo y el reloj encenizado.


Así hablaba yo.
Así hablaba yo cuando Saturno detuvo los trenes               
y la bruma y el Sueño y la Muerte me estaban buscando.
Me estaban buscando
allí donde mugen las vacas que tienen patitas de paje
y allí donde flota mi cuerpo entre los equilibrios contrarios.