jueves, 29 de noviembre de 2007

Juan Gelman, Premio Cervantes 2007

Acaban de premiar con el Cervantes de este año al poeta argentino Juan Gelman (1930). Su nombre se ha impuesto por mayoría, tras varias votaciones del jurado, entre una treintena de candidatos como José Emilio Pacheco, Gabriel García Márquez, Nicanor Parra, Mario Benedetti, Juan Marsé, Juan Goytisolo, Ana María Matute, Antonio Muñoz Molina o Blanca Varela.
El amor, la memoria, el dolor y la muerte impregnan totalmente la poesía de Gelman, cuya vida ha estado marcada por su militancia política y por las consecuencias que la dictadura argentina tuvo para él y su familia. Su biografía es realmente un culebrón... Se vio obligado a exiliarse en 1975, primero a Italia, luego a Francia y más tarde a México. En 1976 su hijo Marcelo y su nuera (la española Claudia García) fueron secuestrados por militares argentinos cuando ella estaba embarazada de siete meses; él tenía 20 años y ella 19. Su hijo fue torturado y asesinado por los militares y tras 23 años de intensa búsqueda Gelman encontró a su nieta en Uruguay, donde había sido criada por la familia de un policía uruguayo. Su nuera figura en esa larga lista de 30.000 desaparecidos argentinos y su caso es investigado por la Justicia uruguaya. Gelman, que en la actualidad reside en México, desarrolló desde el exilio una labor internacional de denuncia de las violaciones a los derechos humanos cometidas por el régimen militar argentino.
"El espíritu de un país que olvida su verdad no puede agrandar sus horizontes; [...] Sin embargo, la poesía sigue viva, es un tirar contra la muerte", dijo el poeta cuando recibió el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana en 2005.
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basta no quiero más de muerte
no quiero más de dolor o sombras basta
mi corazón es espléndido como una palabra
mi corazón se ha vuelto bello como el sol
que sale vuela canta mi corazón
es de temprano un pajarito
y después es tu nombre
tu nombre sube todas las mañanas
calienta el mundo y se pone
solo en mi corazón
sol en mí […]
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El recorrido de su obra poética completa comenzó con Violín y otras cuestiones (1956), a la que seguirían El juego en que andamos (1959), Velorio del solo (1961), Gotan (1962), Cólera Buey (1965), Los poemas de Sidney West (1969), Fábulas (1971), Carta Abierta (1980), Bajo la lluvia ajena (1980), Hacia el Sur (1982), Com/posiciones (1983-1984), y Eso (1983-1984); con influencias de San Juan de la Cruz en algunos de sus libros, Gelman publicó también Hechos y relaciones, Si dulcemente (1980) y Dibaxu (1983-1985); la última etapa refleja el dolor por sus amigos desaparecidos, la tierra lejana y el desarraigo del exilio, con títulos como Anunciaciones (1988), Carta a mi madre (1989), Salarios del impío (1984-1992), La abierta oscuridad (1993), Incompletamente (1997) y Ni el flaco perdón de Dios (1997). Sus últimos títulos, En el hoy y mañana y ayer (2000), Valer la pena (2001) y País que fue, será (2004).
Gelman es el autor argentino más premiado de su generación, la de los años 60-70: entre otros, el Nacional de Poesía argentino, el de Literatura Latinoamericana y del Caribe Juan Rulfo, el Iberoamericano de Poesía "Pablo Neruda" y el Reina Sofía de Poesía Iberoamericana. Además es el primer Premio Cervantes con blog propio en el que, entre otras muchas cosas, es extremadamente crítico con la política norteamericana. Felicidades, maestro, por la poesía y por el compromiso.

miércoles, 28 de noviembre de 2007

La "Crucifixión" de Federico García Lorca

Setenta y un años han pasado desde que Federico García Lorca diera por concluida su gran obra Poeta en Nueva York, y hoy por fin está preparada para su edición definitiva. Después de que la Fundación García Lorca comprara hace más de tres años el conjunto de manuscritos que el poeta dejara en el despacho de Bergamín en julio de 1936, esta mañana el Ministerio de Cultura de España ha adquirido también en subasta (¡qué pena!) el último poema manuscrito que quedaba para completar el poemario póstumo: el titulado "Crucifixión". Para Federico era un texto fundamental, pero regaló este original a su ¿amigo? Miguel Benítez en 1929 al poco de escribirlo; tras insistencias repetidas por carta reclamando el manuscrito, Federico se tuvo que dar por vencido; "Crucifixión" nunca regresaría a sus manos: "Queridísimo Miguel. Estoy poniendo a máquina mi libro de Nueva York para darlo a la prensa el próximo mes de octubre; te ruego encarecidamente me mandes a vuelta de correo el poema Crucifixión puesto que tú eres el único que lo tienes y yo me quedé sin copia. Desde luego irá en el libro dedicado a ti. [...] Miguel, ten la bondad de ser bueno y mandarme ese poema, porque es de los mejores que llevará el libro".
Su generosidad, su amistad desbordada como siempre, le había jugado una mala pasada otra vez. Benítez nunca contestó. Luego su asesinato impidió cruelmente que Federico viese publicada su obra más importante y una de las decisivas del siglo XX.
Hoy regresa "Crucifixión" por fin para quedarse; se unirá definitivamente al resto de manuscritos que componen Poeta en Nueva York, culminando así con éxito la última voluntad del poeta. Se cierra un ciclo entre doloroso y rocambolesco, envuelto por un misterio casi aterrador, que sé habrá emocionado mucho a sus familiares (sobre todo a Laura y a Manuel) y a sus lectores. Hemos cumplido el último deseo del poeta, su herencia poética más lograda.
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La luna pudo detenerse al fin
por la curva blanquísima de los caballos.
Un rayo de luz violenta que se escapaba de la herida
proyectó en el cielo el instante de la circuncisión de un niño muerto.
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[...] La muchedumbre cerraba las puertas
y la lluvia bajaba por las calles decidida a mojar el corazón
mientras la tarde se puso turbia de latidos y leñadores
y la oscura ciudad agonizaba bajo el martillo de los carpinteros.
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Esa maldita vaca
tiene las tetas llenas de perdigones,
dijeron los fariseos.
Pero la sangre mojó sus pies y los espíritus inmundos
estrellaban ampollas de lagunas sobre las paredes del templo.
Se supo el momento preciso de la salvación de nuestra vida.
Porque la luna lavó con agua
las quemaduras de los caballos
y no la niña viva que callaron en la arena.
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[...] Fue entonces
y la tierra despertó arrojando temblorosos ríos de polilla.
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Felicitémonos por este dinero (30.757 euros) entregado por el Gobierno de España en la compra de "Crucifixión", el poema manuscrito perdido; pocas inversiones públicas me aportan tanta satisfacción. Esperemos que en pocos meses tengamos en nuestras manos el Poeta en Nueva York que imaginó Federico García Lorca antes de morir a las pocas semanas. Lo que es la vida...

domingo, 25 de noviembre de 2007

Pon Dudú

Acabo de levantarme y veo todavía a mi amigo José Manuel Díez vestido con un pijama rosa y la misma camisa de rayas negras y rojas que llevó al encuentro poético de Guadalupe dando saltos y haciendo una especie de baile a lo Frankenstein. El Desván del Duende anoche actuó en Cáceres dentro de su gira "Pon Dudú 2007"; el escenario, el Gran Teatro. Lleno hasta la bandera. La gente coreando una a una todas las canciones. Y yo sorprendidísimo al no reconocer a mi amigo, cantando y saltando como un loco.
¡Qué emocionante fue el concierto! Luego fiesta privada en la "Belle époque" (cuántos recuerdos de mis años universitarios) y a hacer lo que se puede en estas noches cacereñas que ya se encargaron de apagar pronto hace muchos años. Al final alguien comentó desde el escenario, justo antes de la espléndida canción "Macetas de colores", que estábamos ante el grupo extremeño que en la actualidad tiene más proyección musical. Yo ya lo sabía... Felicidades por este concierto número 301 y abrazos a tanta buena gente. ¿Dónde es la próxima actuación?

sábado, 24 de noviembre de 2007

Luces y sombras

Me manda ahora mismo mi amiga Gloria desde Montánchez esta hermosa fotografía de nuestro Castillo iluminado. Sobran las palabras... Cuántos años oscuros quitan estas piedras de luz. Nos ha costado esfuerzo acometer empresas tan ilusionantes, pero el resultado final hace que olvidemos. Ahora falta la restauración y consolidación final de los muros y las almenas después de tantísimos años, donde colaborará con el Ayuntamiento el Ministerio de la Vivienda. Sólo por cosas como éstas merecen la pena casi todos los padecimientos, que tristemente han sido y serán muchos.

jueves, 22 de noviembre de 2007

Escribir borrando

Así titula Luis García Jambrina en el último ABCD de las artes y las letras (17 de noviembre) su crítica a Celebración del abismo de Antonio Sánchez Zamarreño, libro que ya comenté aquí en mi blog el pasado lunes 12. Una lectura atenta, no exenta de discurso literario muy aprovechable. Rescato aquí un párrafo delicioso: "En un tiempo en que los poetas, por lo general, tienen mucha prisa por publicar y ser reconocidos como tales, llama la atención un proceso creador que consiste en entregar los poemas al silencio de un cajón, durante largo tiempo, para que allí se desprendan de las impurezas y otras adherencias extrañas. Ya aconsejaba, en este sentido, Ezra Pound que, en poesía, había que escribir mucho y publicar poco, sólo lo imprescindible".
Un poemario exquisito, de corte existencial, que ve la luz de la mano de la Institución Cultural "El Brocense" de Cáceres. Libro de lectura obligatoria. Que luego no vayan estos poetas malditos del tres al cuarto diciendo que la colección abezetario de poesía de la Diputación de Cáceres no merece la pena. Quizá esa falsa indiferencia esconde, bajo cierta viscosidad, que por mucho que siga llamando a nuestras puertas seguiremos inventando excusas para no abrírselas. Ojalá se dé por aludido... Pues eso.

miércoles, 21 de noviembre de 2007

Adiós a Fernando Fernán Gómez

Esta tarde ha muerto a los 86 años Fernando Fernán Gómez tras una larga enfermedad. A este actor, guionista y director, miembro de la Real Academia Española, dramaturgo y novelista lo recordaré por tres cosas: la voz de don Quijote en la serie de dibujos animados que iluminó mi infancia; su famoso y maleducado "A la mierda" espetado a un pobre admirador que le pidió un triste autógrafo en un momento pésimo; y su inolvidable papel de maestro republicano, lleno de afectos y añoranzas, en la película La lengua de las mariposas basada en el libro de Manuel Rivas.
De su literatura me quedo con dos obras maestras: Las bicicletas son para el verano y El viaje a ninguna parte, teatro y novela respectivamente. En uno de sus artículos que publicó el diario El País ("El abrazo de la lectura", 23/04/1994), Fernando hablaba de su faceta de lector, hermosa declaración de principios que quiero fijar aquí como homenaje póstumo y de agradecimiento profundo.
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El libro se abre ante nosotros como se abre de piernas la amante entregada y posesiva. Como abren los brazos para acogernos el amigo y el familiar. En mi prehistoria se abrieron para mí los brazos diminutos, débiles y sucios de los primeros cuentos de Calleja. Ya entre ellos se observaban diferencias sociales. Los más baratos cabían en la palma de la mano, su letra era casi ilegible y tenían las mejillas manchadas de tiznones como de carbón o de tinta de escribir palotes, curvas y garrotes. No parecían pensados para que los leyeran los niños, sino las abuelitas, desojándose, al borde de la cuna. En cambio, los más caros, en octavo, se leían con facilidad y tenían letras de oro en la portada. Vinieron después los libros de aventuras. Cuando aún no se ha llegado a la adolescencia, cuando aún no nos han amaestrado y no nos han inyectado en el cerebro la suficiente cantidad de resignación, nos asombra dolorosamente la monotonía de la existencia. ¿Cómo es posible -se pregunta el niño- haber pasado ocho años padeciendo esta sórdida repetición cotidiana? Los libros de aventuras, con su mentira piadosa, le abren las puertas de la esperanza. Los libros escondidos. Los libros secretos. Hay que tenerlos debajo de los libros de texto. Leerlos cuando no nos ven nuestros mayores o los profesores, en el colegio. Son libros de aventuras, novelas folletinescas, policiacas. Y muy pocos años después -no años, meses- novelas pornográficas. Qué inefable placer me proporcionan esas lecturas. Aldous Huxley dijo: "Una orgía real nunca excita tanto como un libro pornográfico". Y con esto no intento sugerir a nadie que abandone las orgías.
Pero también el libro tiene enemigos entre los de su propia especie. En mi caso personal, fueron los libros de texto del bachillerato. Qué repulsión, qué aversión me inspiraron. Odio al libro, odio a la lectura, odio al conocimiento. Por fortuna, había en Madrid muchísimos puestecillos callejeros en los que vendían a mitad de precio noveluchas de segunda mano, o de tercera o cuarta, sobadas y requetesobadas, noveluchas de aventuras, policiacas y también verdes. Aquellos puestecillos hicieron que se conservara vivo mi amor al libro, que los catedráticos escritores habrían conseguido asesinar. En la guerra de libros -como no puede ocurrir en las guerras de verdad- ganaron los pobres. Aparecieron después los que algunos consideran enemigos del libro: el cine, la radio, la televisión... Son, es cierto, otros medios de difusión de la poesía, y también de la música y de las artes plásticas. Pero, aunque enemigos en cierto aspecto, es dificil que derroten al libro, ni creo que pongan en ello interés. El libro les lleva la ventaja de la corporeidad, de la cercanía. El libro lo tengo, lo poseo, puedo incluso darle achares, no mirarlo, no leerlo y, sin embargo, conservarlo. No es efímero. Puedo también tenerlo en las manos, acariciarle el lomo como a un perro amigo, hojearlo, sobarlo, puedo besar algunos de sus renglones si me han conmovido. Tanto si es un libro lujoso, encuadernado en suave piel, como si es un libro popular, de los que se doblan y se pliegan sumisos para ser leidos en la cama, con los que uno puede acostarse sin muchas dificultades...
Echo una mirada a la biblioteca. Cuántos libros en ella que ha devorado el olvido. Y cuántos que ya no podré leer. Quiero decirles a esos libros que no leeré nunca que no se sientan despreciados. Sí sé que no los leeré es porque estoy en esa edad en la que al tiempo se le ve volar como a un gorrión asustado, en la que se nos escapa como agua en un cesto, en la que huye como algunos queridos recuerdos. Pero al decir adiós, que un libro me abra sus brazos y repose sobre mi pecho.
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lunes, 19 de noviembre de 2007

En el espejo

Es la realidad del ser humano, reclinado, siempre de espaldas, reflejado falsamente en un pequeño espejo, casi invisible, sujetado por las alas del sueño. Nunca damos la cara ni al amor ni a los problemas. Preferimos perdernos en los reflejos, en las falsas apariencias. Contrastes de luces y sombras, colores vivos y apagados, desnudos limpios frente a ropajes soberbios. Culos grandes pero ojos pequeños y oscuros. Nadie, ni nosotros mismos, nos conocerá nunca. Si al menos el espejo fuera de cuerpo entero...
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La Venus del espejo (h. 1650) de Velázquez podrá verse nuevamente en el Museo del Prado, prestada por la National Gallery de Londres, hasta finales de febrero de 2008; se exhibe dentro de la muestra "Fábulas de Velázquez: Mitología e historia sagrada del Siglo de Oro", inaugurada hoy. Por la posición del espejo, la mujer no se contempla a sí misma; el espejo mira hacia el espectador... Otra oportunidad para encontrarnos a nosotros mismos en ese reflejo.

viernes, 16 de noviembre de 2007

Saramago a los 85

José Saramago llega hoy a los 85 años. Lo admiro y lo leo hace casi tantos, a no ser porque yo supero por poco la treintena. Tuve la suerte de charlar más de media hora con él, su mujer Pilar del Río y Julio Anguita en febrero de 1999 encerrados en uno de los camerinos del Auditorio de Cáceres mientras mi madre -la pobre- esperaba en la calle preocupadísima (era el homenaje de Izquierda Unida de Extremadura al reciente Premio Nobel; hay muchos testigos que corroborarán mi historia, además de una dedicatoria muy explícita y una foto conmovedora).
Nunca olvidaré la primera vez que leí Ensayo sobre la ceguera... Ojalá pudiera volver a tener la misma sensación de desconocimiento cuando regreso a sus páginas, muy a menudo por cierto. Ya he perdido la cuenta de las veces que la he regalado: "Creo que no nos quedamos ciegos, creo que estamos ciegos, Ciegos que ven, Ciegos que viendo, no ven". Su larga y triste carga existencialista me removieron la mente y el alma, me engancharon para siempre al ciclón que luego sería -y es- Saramago. Me encantaría estar esta tarde con él y con su mujer en Madrid, en el acto de felicitación por su octogenaria juventud y vitalidad. Lo celebraré leyendo alguna de sus cosas. Por lo pronto el título de la nueva novela que prepara me encanta: El viaje del elefante. Confiesa que algunas veces las vidas largas significan soledad, pero no es su caso. Tras tres intentos, le llegó el amor definitivo, una casa final en Lanzarote y el estímulo de miles de lectores.
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Se entra en la vejez cuando se tiene la impresión de ocupar cada vez menos lugar en el mundo. Durante la infancia y la adolescencia creemos que él es nuestro y que existe para ser nuestro, en la madurez comenzamos a sospechar que no es del todo así y luchamos para que lo parezca, se comienza a ser viejo cuando se comprende que nuestra existencia le es indiferente al mundo. Claro que siempre lo había sido, pero no lo sabíamos.
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Por muchos años que cumplas siempre permanecerás joven en tus libros. Qué suerte seguir encontrándote en cada una de tus páginas, comprometido con todas las causas abiertas por la humanidad. Enhorabuena maestro; no te canses de contarnos sobre esta vida, sobre sus brillos y sus sombras. Contigo nuestra ceguera se llenará siempre de luces y no habrá sitio para la indiferencia.

miércoles, 14 de noviembre de 2007

García Lorca, la tumba removida

Hoy me sorprendía mucho esta noticia del periodista Fernando Guijarro Arcas: Federico García Lorca no está enterrado en el barranco granadino entre Víznar y Alfacar, donde se daba por supuesto que estaba; los familiares del poeta desenterraron el cadáver al poco tiempo de su fusilamiento y se lo llevaron a la Huerta de San Vicente, domicilio familiar a las afueras de la ciudad. Extraigo algunos párrafos de su artículo:
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Para empezar, no sabemos nada cierto de quién componía el grupo que se desplazó a realizar la operación de desenterramiento, ni en qué vehículo lo hicieron [...]. Las tumbas que se cavaban entonces para enterrar a los fusilados eran bastante de fortuna, la gente de Víznar recuerda aún que con frecuencia solían quedar pronto fuera alguna mano o algún trozo de ropa, especialmente cuando tras las lluvias, por aquellas torrenteras bajaba agua abundante, que removía los restos. [...] Las personas enviadas por los García Lorca, tras abrir la tumba, recuperaron los cuerpos que estaban por encima del de Federico, sacaron el cadáver de éste y dejaron los demás en el lugar, marchándose según habían pactado con el Gobierno Militar. Otras personas acudieron más tarde, y trasladaron esos cuerpos a la fosa común, situada en lo que Penón llama “el anfiteatro”, [...] donde existen varias fosas, pero sobre todo una especialmente grande, donde los herederos de unos y otros de los allí fusilados depositan flores con frecuencia. Se cree, y el estudioso Gil Bracero lo ha señalado con precisión, que hay allí más de 1.400 cuerpos, más otros muchos en pequeñas fosas alrededor. En cualquier caso, en la tumba original donde se colocaron los seis cuerpos de los fusilados aquel amanecer, incluyendo a García Lorca, actualmente no hay nada. [...] Mientras tanto, varios trabajadores preparaban el subsuelo de la Huerta de San Vicente, a puerta cerrada y vigilando que nadie se acercase al oír los ruidos, para lo que se haría a continuación. Porque, ya de noche según me informan para mayor secretismo, cuando el vehículo que transportaba el ataúd llegó, se detuvo inmediatamente antes de la puerta de entrada, y bajaron el objeto funerario. Volvieron a cerrar puertas y ventanas, y ya al abrigo de todo tipo de curiosos, en el interior de la finca los familiares pudieron dar rienda suelta a su dolor. Porque debió de ser una escena realmente dura.
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Verdaderamente resulta patético. Si quería hacer una novela-culebrón que no hubiera tildado el largo y caótico artículo como producto de sus investigaciones. Datos y más datos entrelazados, sin una indicación contrastada, sin citar a los informadores donde este periodista se apoya para ir desgranando sus hipótesis. El artículo no tiene desperdicio. ¿Federico García Lorca enterrado en la casa familiar? Se atreve incluso a situar a la pobre doña Vicenta Lorca (madre del poeta) buscando en los alrededores del fusilamiento el cuerpo de Federico; insiste en probar que la negativa de la familia a exhumar el cuerpo del poeta corrobora fehacientemente sus investigaciones; dice que los libros de Gibson son su guía en todo momento (yo he leído los mismos que él y no sé dónde pondrá algo parecido a esto); y un sin fin de calamidades como la última cuando dice no poder citar el nombre de sus informadores por la falta de libertad pública que tenemos en España, "porque si profesas una verdadera independencia, incluso como profesional de la información, y no cuentas con el respaldo de ninguno de los grandes partidos, en la práctica se alza a tu alrededor un insalvable muro del silencio".
No contento con todo esto añade además una serie de anexos humillantes, con acusaciones e insultos a la -según él- "mafia rosa granadina", compuesta por una serie de literatos y comunistas casi casi a la altura de asesinos a sueldo. ¿Por qué se permite a personajes así faltar a la verdad, injuriar y que pasen inmunes por su delito?
No hay derecho a estas cosas. La familia García Lorca sigue sufriendo y mucho con este tema. Alguna tibia conversación pude mantener en su acogedora casa madrileña con doña Isabel, la hermana pequeña de Federico, a finales de los años noventa donde el dolor, las lágrimas y el mutismo afloraron al nombrar Granada, la Huerta y Víznar. Ella nunca quería ir a la Huerta; Granada tenía un eco de recuerdos tristes, de un pasado de heridas abiertas que cortó de raíz la vida de toda la familia. Vivieron un exilio exterior y otro interior que todavía hoy sigue interponiéndose. Emotivas también fueron las palabras de Laura García-Lorca en su despacho de la Huerta de San Vicente no hace demasiados años sobre este asunto; nunca olvidaré los treinta minutos que me dejó pasear solo, ya atardeciendo, por las distintas estancias de la casa... Cuánta inquietud y desasosiego sentí al encerrarme en la habitación de Federico, al sentarme en su cama. Y dolor, mucho dolor aún no superado en las palabras de Manuel Fernández-Montesinos García cuando también hablamos de los últimos días de la vida de Lorca, de los Rosales, de la huída de toda la familia a Nueva York.
Ya está bien de remover tierras y mares. Se sabe lo suficiente sobre su asesinato y su muerte, sobre el odio y la fobia disfrazada de guerra incivil. Dejemos a cada uno con su pena, que ya tienen bastante. Es cierto que la fuerza universal de la figura de Federico García Lorca alienta a cada uno de sus lectores a apropiarnos de su obra, pero nunca de su persona. No interrumpamos su sueño de alas, de manantial, de naranjos y hierbabuena. Su familia es la única heredera de este triste testamento oscuro.
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Quiero dormir el sueño de las manzanas,
alejarme del tumulto de los cementerios.
Quiero dormir el sueño de aquel niño
que quería cortarse el corazón en alta mar.
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No quiero que me repitan que los muertos no pierden la sangre;
que la boca podrida sigue pidiendo agua.
No quiero enterarme de los martirios que da la hierba,
ni de la luna con boca de serpiente
que trabaja antes del amanecer.
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Quiero dormir un rato,
un rato, un minuto, un siglo;
pero que todos sepan que no he muerto;
que hay un establo de oro en mis labios;
que soy el pequeño amigo del viento Oeste;
que soy la sombra inmensa de mis lágrimas.
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Cúbreme por la aurora con un velo,
porque me arrojará puñados de hormigas,
y moja con agua dura mis zapatos
para que resbale la pinza de su alacrán.
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Porque quiero dormir el sueño de las manzanas
para aprender un llanto que me limpie de tierra;
porque quiero vivir con aquel niño oscuro
que quería cortarse el corazón en alta mar.
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lunes, 12 de noviembre de 2007

Celebración del abismo

Este fin de semana he leído con mucho interés la última entrega de la colección abezetario de poesía de la Diputación de Cáceres; acaba de salir a la calle con la letra "K" mayúscula. Es el nuevo libro poético del salmantino Antonio Sánchez Zamarreño (1951); a un estudio suyo sobre la poesía de Luis Rosales llegué hace ya muchos años cuando estudiaba filología y ahora (qué atrevida es la ignorancia) le descubro como poeta.
Profesor en la Universidad de Salamanca y estudioso de la poesía española contemporánea, ésta es su segunda entrega poética; tiene muchos poemas sueltos en revistas y antologías pero dos únicos libros. Celebración del abismo -así se titula- es ciertamente un homenaje a la literatura, a esa eterna compañía del silencio. "Escribo para desvanecerme", asegura en la poética que abre estas páginas. Celebración sentida, a sus lecturas, a su profesión y a sus poetas, dividida escrupulosamente en tres partes. En la última, nómina de autores que aparecen abrazados en una especie de testamento poético. "Llama de palimpsesto" titula el poeta su tributo a autores como Berceo, Manrique y Garcilaso, los místicos, Góngora, Quevedo y Lope, llegando a Unamuno, los hermanos Machado, Juan Ramón, Lorca, Miguel Hernández, Borges, Gloria Fuertes, Valente, Goytisolo o Claudio Rodríguez. Guiños emotivos a amigos como Pepe Hierro o intertextualidad exhibicionista al hablar con un "poeta menor" que lleva el mismo nombre que el autor. Declaración amorosa, decidida, en cuerpo y alma. Me gusta mucho "Burla", su corta despedida a Luis Rosales:
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Nos vertemos como ríos,
tú al quererme, yo al quererte,
yo en tus mares, tú en los míos:
pondrá su boca la muerte
sobre dos cuerpos vacíos.
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Tras la primera incursión (que lleva el título del poemario), donde el poeta habla de sí mismo, del amanecer, del agua, de su epitafio, se abrirá una segunda parte breve, inmediata, casi como fotogramas perdidos ante el vértigo de la vida, la inmediatez, lo fugaz. Noventa y dos pequeños destellos poéticos que forman "La picadura de la espuela":
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[15] Sombra de pájaro o de sombra,
cuando escribo un poema
ya estoy en otro que aún no he escrito.
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[35] De tres palabras, aún me sobran tres:
en lo que callo expreso lo que soy.
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[77] El poeta es un ojo
que se vacía en el poema.
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[84] Detrás de mí, estoy
dormido yo en un bosque.
Y, aunque aquí escribo estas palabras,
tengo que soñarlas al otro lado.
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[91] Muerto el poeta, no callará nunca.
Es otra plenitud en otra boca.
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Deliciosamente embaucadora esta parte central del poemario. Exquisitez de imágenes, de ritmos internos, de juegos lingüísticos alucinantes. Ya celebro yo (y lo seguiré haciendo mucho tiempo) el encuentro providencial de este poeta existencialista, de andadura clásica y temática amorosa, compañero de abecedario poético y de inquietudes. Se enriquece así nuevamente una de las mejores colecciones de poesía actual. En el umbral del abismo han quedado para siempre su lectura y mi lectura.

domingo, 11 de noviembre de 2007

¿Por qué no te callas?

Me ha encantado ver a nuestro rey Juan Carlos perdiendo por una vez los papeles y exigirle silencio al ineducado y rencoroso Hugo Chávez. Reflexionando, uno también se muerde la lengua en demasiadas ocasiones deseando gritar lo mismo:
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a Rouco Varela y al portavoz de la Conferencia Episcopal Española, por sus palabras y actitudes cada vez más inconstitucionales
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a mi vecina de arriba, que arrastra los muebles a las ocho y media de la mañana, incluso sábados, domingos y festivos
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a esos mierdas que van al cine como si fuera un bar de copas, con risas y copas incluidas
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a los que chillan a las personas que nos atienden tras un mostrador, como si las colas fueran culpa de los que menos pintan en las empresas
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al desgraciado envidioso con que me cruzo casi a diario, porque va de poeta maldito desconociendo plenamente el significado de ambos términos (quizá utiliza demasiado la fotocopiadora)
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a Zaplana y Acebes, pareja de hecho reconocida, porque consiguen que hasta el más ignorante pierda los papeles
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al alumno idiota de la última fila, porque pasa totalmente del profesor, de sus compañeros, de sus padres y del sistema en pleno
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a todos aquellos que cuestionan tus opiniones y decisiones sólo porque no piensan lo mismo, desconociendo que en lo transversal y en la diferencia se apoya la poca riqueza de los seres humanos
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¿Por qué no te callas y dejas de tocarme las narices, imbécil de mierda? Añado yo...

viernes, 9 de noviembre de 2007

Sólo si salo sale

Antonio, compañero y profesor de Filosofía, me regala esta mañana una chapa con el logotipo de su grupo de rock. Se incorporó algo después de iniciado el curso, de sustituto. Es un tipo genial, con mucha personalidad y ahora me entera que además es músico.
Su grupo se llama "Sólo si salo sale", cuatro amigos de Jaraíz de la Vera (Toñete es guitarra y voz) que tras cambiar de componentes, de nombre, de estilo e incluso de idioma en sus canciones están ganándose a pulso un lugar de privilegio en el panorama musical de nuestra región. Ya han participado en varios festivales y recogido diferentes premios y otros que llegarán sin duda. Os invito a visitar su página web; no dejéis de ver ni sus fotos ni la letra de sus canciones. Cuánto arte, madre mía.

jueves, 8 de noviembre de 2007

Las filipinianas

Acabo de dejar a mi queridísima Inma Chacón camino de Sevilla. Esta mañana hablábamos de ella mi compañera Lola y yo (con las noticias en los periódicos regionales sobre la presentación de su nueva novela) cuando ha sonado mi móvil. Era ella, venía para Cáceres y quería que comiésemos juntos.
Mi alegría ha sido enorme. Hemos hablado muchísimo, confesiones para que la amistad las acune en su manta de consuelo. Después, por la tarde, nos hemos acercado a la Universidad donde impartía hoy una de sus sesiones en el taller de escritura.
La siento feliz, en la literatura sobre todo. Nuestra conversación me devolvía el abrazo de siempre, aquella complicidad que surgió un día en el que me acerqué a ella buscando no sé qué. Siempre se mostró conmigo cariñosa y dulce, me cubrió de alas y ató nuestro encuentro con urdimbres fuertes. Ahora me trae el regalo de su nueva novela: Las filipinianas. Tras La princesa india es su nueva incursión en este terreno que le vino heredado y del que se sabe aprendiz irónicamente. No me ha dado tiempo a leer ni una de sus páginas, pero prometo en breve (ya saben mis amigos que leo como las tortugas). Sólo he hojeado la dedicatoria, limpia y llena de desasosiego como todas las suyas. La literatura ha sido puente de unión afianzado con los recuerdos y el afecto reencontrado. Seguimos embarcados en el mismo sueño, el de la amistad verdadera.
En la vida uno no sólo se cruza con gente indeseable, rencorosa y dañina... Qué suerte y qué envidia sentirme así de querido.

lunes, 5 de noviembre de 2007

Parada en Silos

Anoche regresé a Cáceres casi de madrugada. Decidimos acercarnos en estos días a tierras de Burgos, siguiendo los pasos del Cid. El viernes día 2, muy cerca de Covarrubias, hicimos parada y fonda en el Monasterio de Santo Domingo de Silos.
Por las curvas malísimas, donde casi nos comían el terreno los mordiscos terribles de las montañas, sólo retumbaban en mis oídos los nombres de Gonzalo de Berceo y Gerardo Diego. Un acceso tan difícil debía esconder algo maravilloso; y tenía razón Emma, como casi siempre. Llegamos a un pueblecito lleno de los colores únicos del otoño, mezclando hermosamente los amarillos, los ocres, los verdes luminosos. Y en el centro el Monasterio, historia viva de la religión y la literatura, rodeado seriamente por dos grandes Iglesias. Guardamos cola en la entrada y en su interior deslumbró la enorme galería de columnas en dos pisos. Y allí, al fondo, orgulloso vigilante, el ciprés. "Enhiesto surtidor de sombra y sueño" lo inmortalizó Diego. Alto, rígido, frágil en el incomparable entorno arquitectónico. Algo especial se respiraba en el recorrido. Me emocionaba pensar que estábamos pisando por el origen de nuestra lengua castellana, por uno de los parajes evocados por tantos maestros... Y se terminó el paseo después de una hora y pico que parecieron minutos.
Me acerqué discretamente a Víctor Márquez, monje benedictino que nos ayudó a leer entre piedras y dibujos, y le pregunté si era posible visitar la biblioteca del Monasterio. Con voz baja, aparte, me dijo que sí, que esperara en la tienda de la salida. Recorrimos otro camino, subiendo a la planta de arriba. Sólo a Emma y a mí nos abrió el tesoro literario que escondían aquellos muros. Mi emoción no podía ser mayor cuando me vi rodeado de auténticas joyas prácticamente apiladas. Manuscritos, beatos e incunables junto a ediciones de Gredos o Austral, y La vida de Santo Domingo de Silos, escrita de puño y letra de Berceo. Víctor también es poeta, de casi cuarenta años, silencioso, en soledad, crítico con la religión. Compartimos admiración por dos leoneses, Gamoneda y Antonio Colinas. Intercambiamos direcciones y nos prometimos el envío de libros. Nunca podré agradecer a Víctor su afecto sin límites. Nuestra conversación seguía paseando por largos pasillos, estancias privadas, un nuevo claustro que nunca vi en fotos. Nos invitó a pasar unos días en el Monasterio para disfrutar de la literatura, del sosiego, del silencio; y obviamente aceptamos. Tocaba ya la segunda advertencia para el canto gregoriano y Víctor nos hace salir por otra puerta, en dirección a la Iglesia. Allí escuchamos en primera fila la oración en latín del Día de Difuntos cantada por los benedictinos de Silos. Pero mi mente y mi corazón se encontraban muy lejos, casi tan altos como las últimas ramas del solitario y anciano ciprés.