sábado, 29 de octubre de 2016

viernes, 28 de octubre de 2016

Gaya Nuño y Alberti

 
Bien podría empezar esta historia a mediados de los años 50. Se me antoja imaginarme al soriano Juan Antonio Gaya Nuño en su pequeño estudio de la casa madrileña de la calle Ibiza, rodeado de algunos cuadros y muchos libros, sentado frente a una vieja mesa de madera; la luz otoñal de la tarde entra por el balcón que tiene a su izquierda y tímidamente ilumina toda la estancia.
Tiene Juan Antonio en sus manos un libro encuadernado en rústica y parece que su tamaño es algo mayor de lo normal. En la portada de color crema se adivina lo que pudiera ser un rápido dibujo del dios Pan durmiendo con la música de su siringa a una ninfa. Del autor y del título del libro no hay ninguna duda: Rafael Alberti, A la pintura. Poema del color y la línea (1945-1948); viene desde Buenos Aires y lo imprime la Editorial Losada. El avezado lector se deja envolver plácidamente por cada verso, por unos originales textos poéticos donde se interrelacionan la palabra y los colores.
Alberti vive en Argentina desde 1940; tras la derrota republicana muchos intelectuales españoles se vieron obligados a optar por el exilio. La nostalgia y los recuerdos de lo perdido conformarán la literatura albertiana de estos años complicados. Su primera vocación –que fue la pintura– y su amor incondicional hacia ella se abrazan íntimamente en este libro tan especial publicado en 1948, con poemas dedicados a elementos y técnicas relacionados con la pintura y a una amplia selección de pintores universales transfigurados en creación poética: Leonardo, Zurbarán, Velázquez, Rembrant, Goya, … y Picasso (¡ay, Pablo Picasso!).
Gaya Nuño ha encontrado también en las páginas de A la pintura sus dos grandes pasiones: la literatura y el arte. Él formó parte del ejército republicano y tras la guerra civil no pudo abandonar España; inició un largo y duro periplo por varias cárceles hasta 1943. Coincidió con Rafael Alberti en el Madrid sitiado de los años de la guerra y pertenecieron ambos a la Alianza de Intelectuales Antifascistas. Ahora la secreta lectura cómplice de un autor prohibido en la España franquista le hace sentirse invulnerable.
El exilio interior y el exilio exterior. La historia de dos perdedores que lucharon contra aquella ignominia disfrazada de golpe de estado y que años más tarde, desde la distancia, volverán a acercarse gracias a las páginas de un libro. Ésta es la grandeza de la palabra poética, de la pintura, de la admiración y de la amistad.
 
Hilario Jiménez Gómez:
Juan Antonio Gaya Nuño y Rafael Alberti, entre la firmeza y el vuelo
(Soria, Diputación de Soria, 2016)

miércoles, 19 de octubre de 2016

Concha de Marco: "Celda de castigo"

 
La escritora soriana Concha de Marco (1916-1989) se atrevió con las traducciones, los ensayos y algunos cuentos, pero se decantaría finalmente por el género de la poesía; publicó siete poemarios, entre los que destacan Acta de identificación o Congreso en Maldoror. Tuvo que sobrevivir en una etapa difícil y convulsa, pero tras la muerte de su marido −el también escritor y crítico de arte Juan Antonio Gaya Nuño− no volvió a escribir y sus últimos proyectos cayeron en el olvido incluso para ella.
Celda de castigo es, de entre sus postrimerías literarias, el único libro de poemas que dio por finalizado; escrito en 1974 quedó inédito y ahora, que se cumplen cien años del nacimiento de su autora, el profesor Hilario Jiménez lo rescata aquí cuarenta y dos años después. Esta publicación facsímil de su testamento poético quiere ser además una reivindicación del legado de estas mujeres intelectuales del siglo XX, olvidadas en España pero fundamentales para entender nuestra cultura y nuestra historia.
 
Concha de Marco: Celda de castigo
(Soria, Ayuntamiento de Soria, 2016).
Edición, introducción y notas de Hilario Jiménez Gómez