martes, 31 de octubre de 2006

La inmortalidad

Llevo ya varios días pensando en lo injusto de la muerte. Un viejo poeta me comentó en uno de nuestros últimos encuentros en su casa de El Puerto que sólo nos damos cuenta de que nos hacemos mayores conforme nos rodeamos de muertos; cuantas más personas hayan muerto a nuestro alrededor más años hemos navegado.
Siempre me ha acompañado esta dura impresión de la vida. No se podría entender la vida sin la muerte, y viceversa. También afirma Umbral que la muerte no existe porque cuando tú te has muerto ya te has ido; la muerte existe para los demás, para los que se quedan aquí.
No sé por qué pero me gusta abrazarme a la idea de que la vida no es más que un forjarse como persona, que nadie puede arrebatarnos las experiencias, los sueños y las realidades, las satisfacciones y los pesares, los besos, las sonrisas, la memoria, el amor... Y con eso me quedo, sólo con eso, como un eco de campana de pueblo que marca cada tarde la llegada de lo oscuro, de final de la jornada, de crepúsculo que ya baja el telón irremediablemente hasta el día siguiente.
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La copa de cristal
que pusiste al revés sobre la mesa,
guarda un tiempo de oro detenido.
Me basta con la vida para justificarme.
Y cuando me convoquen a declarar mis actos,
aunque sólo me escuche una silla vacía,
será firme mi voz.
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No por lo que la muerte me prometa,
sino por todo aquello que no podrá quitarme.
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(Luis García Montero)

lunes, 16 de octubre de 2006

Silencio roto

a Ángeles Mayorga, in memoriam
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Acaban de darme la noticia. Hace un rato. Muy poco. Las letras de tu nombre retumban por todas las esquinas de mi casa. Y a mí se me hace una eternidad pensar que ya nunca oiré tu voz, que no existirán nuestras largas conversaciones. No sé por qué el destino vuelve a repartir desierto cerca de mi boca y mis ojos vuelan de nuevo al infinito...
He llegado tarde a tu casa. Siempre tarde. Ya te has ido. En tu viejo sillón encuentro entre los pinceles una nota que lleva mi nombre: "El futuro se acerca lento, pero viene".
Siempre estarás en mí, Ángeles. Cuántas cosas que decirte y cuántos abrazos que ya no encontrarán tu complacencia. Ya sé que mañana, cuando me levante, no me apetecerá vivir un día sin saber que tú estás ahí. Nada será igual.
¿Por qué la vida arrebata de tu lado lo que más necesitas? Con tus alas, eternamente, caminaré sin duda hacia la luz. Con tus colores y tus confidencias ya me he ganado la felicidad única de haber compartido con un ángel mi vida. Tus más de setenta años forman parte de mis años, y tus cuadros de mis sueños. Gracias por tu mirada...

miércoles, 11 de octubre de 2006

Palabra y Luz

Siempre que pienso en ti te veo cabizbaja, tecleando lentamente un móvil, callada, observando. No sé por qué pero te imagino en la noche, nunca de día rodeada de gente, siempre sonriendo en la oscuridad.
Tu voz es la que hace volar los sueños de mis pensamientos y mis manos. Y te imagino como yo, sola, pendiente del trabajo o del reloj o repasando fugazmente un día que ya termina y que casi es igual que el de ayer.
Nunca me apetece dejar de hablar contigo, renunciar a nuestras risas y nuestros enfados. No soportaría acostarme sin oir tu voz ni levantarme sin saber que tú también estás pensando en mí... ¿por qué existe la distancia si no la queremos?
Sigo extrañándote, como casi todos los días desde que hace más de dos años te conocí. "Me gusta cuando no callas y estás más que presente..."
Afortunado es don Antonio que te ve caminar, cerca del viejo olmo, con un libro de sus poemas en las manos. Qué suerte haber vivido junto a ti aquel eclipse en una noche estrellada, llena de flores y pájaros asustados. Qué idiota el que ignore en tu presencia el verdadero milagro de sentirse vivo.
Llega de nuevo la noche y con ella la luz de tu voz. Ven ahora a mi lado, deja que me tumbe para oirte y recógeme en tu abrazo para que pueda dormirme tarde y así el sueño no logre escaparse. Nunca.

martes, 10 de octubre de 2006

Amistades II

Y aquí va la respuesta de mi amigo Antonio, para que luego digan que se puede vivir sin amistad:
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La amistad no existe. En caso de darse, es masculina. Si se produce, es un sentimiento unívoco. ¡Donde se ponga un buen enemigo...! Jamás te falla. En cambio, el amor, además de no existir, te folla.
Y como diría Woody Allen en respuesta a la afirmación de que el sexo sin amor es una experiencia vacía: "Como experiencia vacía, es de las mejores".
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Ay, qué haría yo sin ti, querido comedor se sangüich que engorda a pasos agigantados; aún no sé cómo carajo me las apañaba en tu ausencia... Por lo pronto disfrutando menos de la vida, seguro. Mil gracias, como siempre.

Amistades

Amigo, llévate lo que tú quieras,
penetra tu mirada en los rincones,
y si así lo deseas yo te doy mi alma entera
con sus blancas avenidas y sus canciones.
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Pablo Neruda
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¿Y que luego me digan que la amistad no es una declaración de amor en toda regla? Qué hay más reconfortante que las amistades para mirar siempre hacia adelante. Qué hay más indispensable que un amigo. Cuánta gilipollez gobierna el mundo... y cuántos prejuicios.

Cuando el diablo no tiene nada que hacer...

Siempre me encuentro agobiado por falta de tiempo. Tantas cosas por hacer y tan pocas horas que me regalan estas recién inauguradas tardes otoñales...
Y lo que más me molesta es esa gente que grita a los cuatro vientos que se aburre. ¡Se puede ser más idiota!
Perdón señores George, José María y Benedicto, no se den por aludidos; no iba por ustedes... (Cómo está el patio y lo que le preocupa ahora a estos tres la memoria histórica. Si es que no hay peor mal que estar ociosos).