viernes, 7 de julio de 2006

De poetas y antologías

Abro un nuevo y cariñoso envío de la Editorial Renacimiento de Sevilla y me encuentro con el último tomito de esa colección de Antologías que tanto me gustó desde el principio. Es ya el volumen 18, dedicado esta vez a García Baena.
¡Qué labor tan hermosa, llena de colores como una coqueta camisa de rayas veraniega y juvenil, está llevando a cabo Abelardo Linares en su exquisita imprenta! Desde que esta colección de gran éxito comenzara en 2002 con Luis García Montero, no han dejado estos libritos de emocionarme y sorprenderme. Qué verdadero placer leer a Ricardo Defarges, Ángel Pariente o César Simón, algunos casi por primera vez.
Los tres últimos volúmenes (16, 17 y 18) han acogido a tres nombres realmente señeros: Amalia Bautista, Félix Grande y Pablo García Baena. Los Tres deseos de Amalia me han conmovido; nunca había leído nada de ella. Qué matices, qué fidelidad pasmosa al tema del amor y del desamor sin repetirse, qué transparencia y naturalidad. La voz poética de Félix Grande, casi inencontrable en los últimos años, se nos presenta aquí bajo el título de Una grieta por donde entra la nieve; un amplio y variado recorrido por el mestizaje racial de la poesía esencial y de búsqueda del extremeño (perdonen que no me extienda, pero es que la edición es mía y no creo que sea de recibo). Y de esta nueva entrega de García Baena qué voy a contarles si todavía la estoy disfrutando con la vista y con gran desasosiego tras haber leído hace poco Los Campos Elíseos, su último libro de poemas (no publicaba versos desde hacía 15 años).
Con qué colores y versos tan variados se presenta el inicio del verano. Gracias Abelardo... Poesía en estado puro ¡Qué pensaban!

miércoles, 5 de julio de 2006

Felicidades con retraso

Hace menos de una semana que Javier Marías ocupaba una de las tres letras vacantes de la RAE, la erre mayúscula que antes fuera de Lázaro Carreter. Cómo me gustan Corazón tan blanco o Negra espalda del tiempo, dos novelas redondas en su construcción, llenas de matices, claras en el estilo y el ritmo, arriesgadas en perspectivas y ricas en palabras. La etimología de las palabras es algo que obsesiona a este autor, tan leído y tan traducido. Afirma ya que su discurso podría girar en torno a los peligrosos anglicismos innecesarios que se han instalado en nuestra lengua. Orgulloso de adherirse a esta Institución cercana siempre "al elogio de la libertad", sigue trabajando incesantemente en ese tercer y último volumen de Tu rostro mañana.
Desde que yo recuerdo (periodistas, dibujantes, incluso médicos), ésta es una de las pocas entradas que más satisfacción me han dado; y eso que a mí esto de la RAE casi siempre me huele a antiguo, a esas bolas de alcanfor que protegen aquellas ropas de temporadas pasadas de las hambrientas polillas. ¡Cuántos nombres quedan todavía por ahí, como enredados en la niebla de la arrogancia, que ni siquiera se han molestado en abrirle sus puertas! ¡Cuántas ausencias inexplicables que ya no podrán sentarse allí nunca! Ojalá que a partir de ahora, oh Alta Institución que limpia, fija y da esplendor, no sigas cayendo en el absurdo juego de la hipocresía y los celos.
Que esta espléndida incorporación ventile las magnas salas y los viejos pupitres... Enhorabuena maestro.

martes, 4 de julio de 2006

Con música de fondo...

Reloj, no marques las horas
porque voy a enloquecer.
Ella se irá para siempre
cuando amanezca otra vez.
-
No más nos queda esta noche
para vivir nuestro amor,
y tu tic-tac me recuerda
mi irremediable dolor.
-
Reloj detén tu camino
porque mi vida se apaga;
ella es la estrella que alumbra mi ser,
yo sin su amor no soy nada.
-
Detén el tiempo en tus manos,
haz esta noche perpetua
para que nunca se vaya de mí,
para que nunca amanezca.
-
Para mí este bolero es siempre el bolero del adiós, de esa despedida que nunca hay tiempo para definir con palabras exactas. Al menos la música sí que encuentra los tonos justos y las voces de Los Panchos el timbre perfecto. Reloj, hasta mañana.

Oscuridades

Felizmente vuelvo a encontrarme con la última poesía lorquiana porque me invitan a una charla dentro de pocas semanas. Nunca dejan de sorprenderme su talento, su valentía, su inocencia:
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Goza el fresco paisaje de mi herida,
quiebra juncos y arroyos delicados,
bebe en muslo de miel sangre vertida.
-
Pero ¡pronto! que unidos, enlazados,
boca rota de amor y alma mordida,
el tiempo nos encuentre destrozados.
-
(Federico García Lorca, Sonetos del amor oscuro, 1935-1936).
-
Y fue allí, en un hotel valenciano (¡pobre Valencia!), donde nuestro desesperado poeta granadino escribía estos versos a su último amor Rafael Rodríguez Rapún. Hoy la Derecha española está recurriendo la legalidad del amor libre, defendiendo a la familia de toda la vida, volviendo a caer (ya he perdido la cuenta de los porrazos que lleva) en los mismos errores que nos recuerda vehemente la Historia; ¿es por eso que tanto le molesta al profesor hispano-americano del norte Aznar la "moda actual" de la memoria histórica? (Podría deberse a ese girar hacia el Centro; si cada uno tiene que tener su sitio claro, que parecemos niños). Y de fondo, la Iglesia (siempre en Mayúsculas) gritando ese "arrepentíos" que tanto marcó a nuestros antepasados.
¿Sospecharán acaso Rajoy y Zaplana y Acebes y la señora Aguirre que uno de nuestros poetas más universales ya reivindicaba el amor sin barreras ni espacios hace más de setenta años? ¿No afirmó el ex-presidente Josemari, charlando con Sánchez Dragó, que era Lorca uno de sus escritores predilectos? ¿Sabrán además que sus gritos literarios acabó pagándolos muy caros? ¿Será consciente el nuevo Papa que va a pasear este fin de semana, junto con don Rouco (lo que le gustan a éste últimamente las multitudes), por las mismas calles valencianas que inspiraron estos versos tan antinatura y asquerosamente corrompidos?
...Si es que no se puede salir de casa, Santidad.

lunes, 3 de julio de 2006

Como en casa

Qué bueno regresar a casa después de andar dando vueltas como una peonza. Exámenes a mis alumnos, exámenes de recuperación dos días después, evaluaciones finales, notas, reclamaciones, entrega de notas definitivas, claustro y despedida de curso. Corre a Badajoz, a la prueba presencial como diciendo "Sí, aquí estoy; corroboro que soy opositor y que sigo queriendo hacer mi ejercicio". Vete a tu casa paterno-materna en el pueblo, donde se está más relajado. Madruga días después camino de Badajoz y examínate tú ahora...
Regresar a casa y abrir tus cosas, escuchar a la señorita electrónica del contestador del teléfono fijo ("Tiene siete mensajes nuevos; mensaje número uno, recibido el día..."), leer tus cartas (qué suerte! todavía recibo alguna) y tus e-mails. Siempre hay algo que te sorprende. Me gusta mucho Saramago, aunque tengo que leer sus cosas con distancia de meses porque si no uno cae en esas cosas raras que llaman depresión; cuánta tristeza, cuántos lamentos, cuánta razón. Y aunque comparto sus sentencias no estoy de acuerdo con él en eso que dice que nunca el ser humano derramará una sola lágrima leyendo un correo electrónico. O es que yo soy muy llorón o es que mis amigos son unos cabrones y me provocan.
Leo mensajes de hace algunos días. Unos referentes a unos poemas míos que compartiré con tres amigos más en una especie de parque, con columpios y toboganes; qué bien se siente uno cuando le llaman Ringo y le hacen realidad aquel sueño compartido. Otros me escriben dándome ánimos con el blog, que sea para bien, que les gusta, que es muy fresco... Hay amigos que me piden alguna colaboración literaria desinteresada, y otros que me comentan las típicas tontadas de turno o que me mandan esas cosas que a uno todavía le hacen tanto reír (como el video de doña Leticia con sus principescas bragas al aire... Si Marilyn levantara la cabeza!).
Como en casa, sí. Aquí en este enramado de reflexiones, lecturas y guiños en el que se están convirtiendo estos blogs nuestros. Memoria recobrada, como decía mi querido Alberti, entre las ramas de la arboleda perdida de mi sangre.
Qué suerte estar aquí con vosotros, en mi casa.

Tiempo, tiempo!!

Gritaba aquel conejo blanco, con gafas, vestido con chaleco y pajarita y con un hermoso reloj dorado de cadena cuando se cruzaba, alarmado y corriendo, con Alicia a las puertas de su maravilloso país... Así me encuentro yo. Buscando tiempo para dedicarme a leer, que me hace tanta falta. Libros, unos comprados y otros regalados (por sus autores, como dios manda), que se apilan casi suplicantes a la izquierda de la mesa de mi estudio.
Y mientras tanto aquí estoy, casi sin poder escribir ni en el blog ni en ningún sitio. Sólo con esta dichosa oposición para acceder al cuerpo de profesores de secundaria. Oposición que ya aprobé en las dos últimas convocatorias, pero que me quedé fuera porque no había suficientes plazas. Aprobado sin plaza; qué bonita metáfora (por no decir cabronada absurda).
Tiempo... Y pensar que hay gente que me dice que se aburre. Si es que no hay derecho. Qué mal repartido está el mundo.
(P.D.: Gracias querido Álvaro por el préstamo de tu reloj placentino, que ahora es montanchego. Me encantan los gentilicios... ¡Cuánta información en una sola palabra!)