Ahora sí que ha terminado el verano definitivamente; al menos para mí.
Este blog de ausencias abandonado por la compañía de nuevos y viejos amigos, dichosos días que afortunadamente se quedan en mí para siempre, traen hoy a un autor francés, Eric-Emmanuel Schmitt (muy conocido en su país), que me ha descubierto su interesante "Trilogía de lo Invisible". Tres tomitos muy delgados forman parte de este regalo literario: Milarepa, Oscar y Mamie Rose y El señor Ibrahim y las flores del Corán. Respectivamente abordan la religión tibetana, cristiana y judía-árabe desde unos cuentos luminosos, breves, mágicos.
Su lectura, abrazada para que sus pensamientos no se deshilen, me ha hecho reflexionar mucho, visiones diferenciadas pero que se solapan por este sueño de vivir eternamente aprehendiendo del ser humano, un ansia exacta, calcada, como reflejada en un viejo espejo heredado del que cada uno desde su mundo interior es incapaz de desprenderse.
Gracias a mi amigo Juan Margallo por descubrirme en estos tiempos de hastío y escalas de valores tan vacías este mundo literario que habla mucho (yo diría que todo) sobre ese camino con destino incierto que recorremos a diario... Una conversación desde el Castillo de Montánchez mientras el sol con sus últimos rayos arañaba, furioso y triste, unas tímidas piedras envejecidas, apagadas.