Hace ya algunos meses que me invitaron a participar con una conferencia en torno a las amistades vitales y literarias surgidas entre Neruda y Federico García Lorca, de lo que disertaré allí el lunes a las siete de la tarde; no es la primera vez que hablo de Lorca en Granada (ay, su Granada) pero siempre me ilusiona especialmente. Mañana será la inauguración y la hija de Salvador Allende, Isabel, presidirá el acto. El programa es amplio y está trabajado, con interés, con sensibilidad.
Emma también está emocionada. Recorreremos Granada casi como si lo hiciésemos por primera vez. Patearemos calles y rincones, monumentos y plazuelas, el Albaicín, el Sacromonte y la Alhambra; buscaremos de nuevo a Lorca en sus casas-museo, en la olorosa Vega, junto a la Fuente de las lágrimas. Nuestras maletas como siempre van cargadas de sueños, de esos que acaban tropezando con la más hermosa de las realidades.