En cuanto acaben hoy mis clases salgo volando dirección Granada. Allí, en Peligros, se va a inaugurar un teatro al que van a bautizar con el nombre de Pablo Neruda; la hermosa plaza que rodea el edificio pasará a llamarse a partir de este viernes "Plaza de Salvador Allende". Con esta bendita excusa Peligros, la Universidad de Granada, la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, la Diputación de Granada y la Fundación Pablo Neruda han organizado un congreso en torno a la figura universal del poeta chileno.
Hace ya algunos meses que me invitaron a participar con una conferencia en torno a las amistades vitales y literarias surgidas entre Neruda y Federico García Lorca, de lo que disertaré allí el lunes a las siete de la tarde; no es la primera vez que hablo de Lorca en Granada (ay, su Granada) pero siempre me ilusiona especialmente. Mañana será la inauguración y la hija de Salvador Allende, Isabel, presidirá el acto. El programa es amplio y está trabajado, con interés, con sensibilidad.
Emma también está emocionada. Recorreremos Granada casi como si lo hiciésemos por primera vez. Patearemos calles y rincones, monumentos y plazuelas, el Albaicín, el Sacromonte y la Alhambra; buscaremos de nuevo a Lorca en sus casas-museo, en la olorosa Vega, junto a la Fuente de las lágrimas. Nuestras maletas como siempre van cargadas de sueños, de esos que acaban tropezando con la más hermosa de las realidades.
Hace ya algunos meses que me invitaron a participar con una conferencia en torno a las amistades vitales y literarias surgidas entre Neruda y Federico García Lorca, de lo que disertaré allí el lunes a las siete de la tarde; no es la primera vez que hablo de Lorca en Granada (ay, su Granada) pero siempre me ilusiona especialmente. Mañana será la inauguración y la hija de Salvador Allende, Isabel, presidirá el acto. El programa es amplio y está trabajado, con interés, con sensibilidad.
Emma también está emocionada. Recorreremos Granada casi como si lo hiciésemos por primera vez. Patearemos calles y rincones, monumentos y plazuelas, el Albaicín, el Sacromonte y la Alhambra; buscaremos de nuevo a Lorca en sus casas-museo, en la olorosa Vega, junto a la Fuente de las lágrimas. Nuestras maletas como siempre van cargadas de sueños, de esos que acaban tropezando con la más hermosa de las realidades.