Hoy se cumplen 25 años de la muerte de Julio Cortázar (1914-1984). Y para celebrar su memoria anda un tanto liado el mundo editorial por no sé cuántos inéditos "semienterrados" que han encontrado en los cajones de un perdido mueble familiar. Siempre son buenas las noticias de estos hallazgos.
Recuerdo hoy también al entrañable Saúl Yurkiévich con quien hablé de Cortázar y de otros escritores hispanoamericanos de los que tanto sabía. Llevó ilusionadísimo la edición en el Círculo de Lectores en 2003-2004 de las obras completas del argentino en varios tomos, uno de sus últimos proyectos editoriales. Sé de buena tinta que tanto él como la viuda de Cortázar rebuscaron lo rebuscable para editar todo lo que el autor había podido dejar escrito, y ahora...
A mí siempre me deslumbró el Cortázar de los cuentos. En la narrativa breve destaca como pocos. Las armas secretas (1959) e Historias de cronopios y famas (1962) son mis favoritos y los releo con cierta frecuencia. Desde muy jovencito. Rescato aquí uno de los pequeños cuentos de este último libro, mágico, inquietante, descorazonador.
Recuerdo hoy también al entrañable Saúl Yurkiévich con quien hablé de Cortázar y de otros escritores hispanoamericanos de los que tanto sabía. Llevó ilusionadísimo la edición en el Círculo de Lectores en 2003-2004 de las obras completas del argentino en varios tomos, uno de sus últimos proyectos editoriales. Sé de buena tinta que tanto él como la viuda de Cortázar rebuscaron lo rebuscable para editar todo lo que el autor había podido dejar escrito, y ahora...
A mí siempre me deslumbró el Cortázar de los cuentos. En la narrativa breve destaca como pocos. Las armas secretas (1959) e Historias de cronopios y famas (1962) son mis favoritos y los releo con cierta frecuencia. Desde muy jovencito. Rescato aquí uno de los pequeños cuentos de este último libro, mágico, inquietante, descorazonador.
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INSTRUCCIONES PARA DAR CUERDA AL RELOJ
¿Qué más quiere, qué más quiere? Átelo pronto a su muñeca, déjelo latir en libertad, imítelo anhelante. El miedo herrumbra las áncoras, cada cosa que pudo alcanzarse y fue olvidada va corroyendo las venas del reloj, gangrenando la fría sangre de sus rubíes. Y allá en el fondo está la muerte si no corremos y llegamos antes y comprendemos que ya no importa.
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Allá al fondo está la muerte, pero no tenga miedo. Sujete el reloj con una mano, tome con dos dedos la llave de la cuerda, remóntela suavemente. Ahora se abre otro plazo, los árboles despliegan sus hojas, las barcas corren regatas, el tiempo como un abanico se va llenando de sí mismo y de él brotan el aire, las brisas de la tierra, la sombra de una mujer, el perfume del pan. ¿Qué más quiere, qué más quiere? Átelo pronto a su muñeca, déjelo latir en libertad, imítelo anhelante. El miedo herrumbra las áncoras, cada cosa que pudo alcanzarse y fue olvidada va corroyendo las venas del reloj, gangrenando la fría sangre de sus rubíes. Y allá en el fondo está la muerte si no corremos y llegamos antes y comprendemos que ya no importa.
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