viernes, 8 de agosto de 2008

Tener un blog en verano

Un mes ya desde mi última entrada en estas Ausencias, pero mi verano está más ajetreado que nunca. Hablo mucho por teléfono con amigos, demasiados papeles entre manos y planes variados a cortísimo plazo. Y conmigo siempre lecturas penitentes: las poesías recién publicadas de mi amigo Álvaro Valverde tituladas Desde fuera, también las del nunca premiado pero muy leído Leopoldo María Panero Escribir como escupir y los nuevos poemas del joven granadino Daniel Rodríguez Moya en Cambio de planes; Sauce ciego, mujer dormida, los deliciosos cuentos de Haruki Murakami; y la relectura emotiva y llena de agradecimiento de la nueva edición de Campo de amapolas blancas de mi admirado Gonzalo Hidalgo Bayal (hablaré de todas estas lecturas en próximas entradas).
Y entre viajes, reuniones horribles y arreglos de programas culturales no me queda tiempo libre ni para los demás ni para mí. Menos mal que sé que el aburrimiento es malísimo (hace escribir verdaderas gilipolleces; Javier Figueiredo hace resumen inteligente de ello estos días en su blog) y por eso no tengo sitio para él. Cuanto menos tiempo derrocho más cosas hago.