Impresionante comprobar, aquí tumbado en el sofá y abrazado a mi manta de cuadros amarillos, las horas, las risas, las copas y los abrazos que puede seguir soportando mi otro yo. Qué alegría más grande los amigos y la fiesta, el reencuentro y sobre todo mi gente. Si no hay nada como estar en casa.
Mañana otra vez las clases, los compañeros, los alumnos, los viajes. Releyendo esto me emociona pensar que tengo en las manos los sueños de años... Si es que no hay nada como desearlo todo; siempre te tocará algo.