domingo, 14 de enero de 2007

El poder de las palabras

Habla hoy Zapatero en una amplia entrevista en El País, con tono más que lacónico, que no quiere vivir en la España de antes. Yo tampoco. Ayer por la tarde me emocionaba y lamentaba profundamente mientras oía leer a Almudena Grandes el duro manifiesto donde gritaba, casi con impotencia, que la bomba del pasado 30 de diciembre también había hecho pedazos los sueños de muchos hombres y muchas mujeres... "¡Un solo puño, un solo pensamiento y un solo corazón!".
¿Dónde estaban los curas y sus preservativos y sus familias? ¿Dónde Rajoy, Zaplana, Aceves y sus preocupaciones sociales por esta España que no quiere a los terroristas? ¿Dónde las asociaciones de las víctimas del terrorismo, tan apenadas, tan mentalizadas y unidas contra Eta? ¿Por qué no han hecho todos los esfuerzos necesarios para acabar con el terrorismo ahora? ¿Dónde la unidad de los partidos democráticos, que nos representan a todos los ciudadanos y en los que depositamos nuestra confianza?
Los que creimos en el poder de las palabras, del entendimiento, del diálogo para alcanzar la paz nos hemos equivocado:
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Allá, donde terminan las fronteras, los caminos se borran. Donde empieza el silencio: avanzo lentamente y pueblo la noche de estrellas, de palabras, de la respiración de un agua remota que me espera donde comienza el alba. Contra el silencio y el bullicio invento la Palabra, libertad que se inventa y me inventa cada día. (Octavio Paz).
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