jueves, 3 de mayo de 2007

El general poeta

Anoche en Cáceres volví de nuevo a encontrarme con la amistad, la presencia y los versos de Juan Carlos Rodríguez Búrdalo. Presentaba aquí (ya lo hizo en Madrid hace unas semanas) su último libro, una antología personal de su obra poética. Este general de la Guardia Civil, Licenciado en Derecho y miembro de las reales academias de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo y Córdoba, es un hombre sencillo que maneja a la perfección un verso meláncolico, contenido, evocador. Todavía hoy le sigo diciendo que me parece mentira que sea la misma persona la que logra emocionarme con sus versos y la que dirige la seguridad de la Moncloa.
Anoche -decía- presentaba un libro especial. Ya anunciaba yo en este blog (10 de enero de 2007) la publicación de la obra completa de Rodríguez Búrdalo bajo un título clarificador: La luz ardida; el paso del tiempo, la rápida y fugaz visión de la vida, lo irrecuperable. En la exitosa colección "Abezetario" de la Diputación de Cáceres, con la letra R, publicó Cuando llegue el olvido a finales de 2004. Y es ese mismo título el que se presentó ayer, con la luminosa sorpresa de ser ahora una edición bilingüe. El poeta y editor italiano Emilio Coco ha traducido estos poemas de Búrdalo y los ha publicado en su prestigiosa colección "I quaderni di abanico" con el mismo título: Quando giungerà l'oblio. Qué me gusta que mi Diputación cacereña haya coeditado este libro para que la voz de este extremeño metido al ejército haya llegado a la tierra de Dante y Pavese...
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LA LUZ ARDIDA
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El día fue feliz, mas ya se acaba.
Al recoger la dicha de estas horas
un hondo sentimiento me conmueve:
saber que de los dones de la vida
otro gasté. Su luz, ardida queda.
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Guardo ahora su vino irrepetible
y quiere visitarme la tristeza,
que bien sé yo no vuelve lo que arde,
que del tiempo tributo sólo somos,
materia y sueño para hendir lo breve.
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El tiempo nunca premia ni castiga:
impasible mira y las cosas pasan.
Como pasa este día que gasté
y se apaga otra luz en mi frontera.
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Cuánto me alegro por Juan Carlos. Ayer, emocionado, nos contaba su dura infancia entre la antigua calle cacereña Juan Blanco y el pueblo fronterizo de Piedras Albas, sus días difíciles, sus años oscuros... Y de nuevo hay que hablar de poetas casi silenciados actualmente en la tierra que les vio nacer. Él es un autor al que se lee y se publica; el olvido para Rodríguez Búrdalo no ha llegado, afortunadamente para nosotros.