Con esta frase popular (que en su Asturias natal se pronuncia cerradísima, según ella) ha comenzado su lectura poética Olvido García Valdés en el Aula José María Valverde de Cáceres. Ha sido hace unas horas y la poeta estaba acompañada en la mesa por Susi (flamante coordinadora del Aula en este curso) y Miguel Ángel Lama, que ha hecho una presentación entrañable, llena de amistad y admiración lectora, realizando además el cuadernillo (prólogo y selección de textos) de una manera brillante, como siempre.
Olvido tuvo que haber venido al Aula el 5 de febrero del año pasado, pero una justificada enfermedad se lo impidió. Ahora, un año después, la poeta ha cumplido su promesa y nos ha contado sus experiencias y leído sus versos. Vestida de oscuro, algo abrigada, con gafas de pasta y todos sus libros de poesía en la mano, bajo el brazo traía el Premio Nacional de Poesía 2007 por su último poemario Y todos estábamos vivos.
No cabíamos en el Aula; la atención y el silencio buscaron inmediatamente su sitio. Una voz lenta, cadenciosa, algo lastimera, susurraba al grupo. Por momentos me gustaba levantar la vista y buscar rostros conocidos y desconocidos, profesores, compañeros nuevos y antiguos y también amigos. No faltaba nadie.
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Otro país, otro paisaje,
otra ciudad.
Un lugar desconocido
y un cuerpo desconocido,
tu propio cuerpo, extraño
camino que conduce
directamente al miedo.
El cuerpo como otro,
y otro paisaje, otra ciudad;
atardecer ante las piedras
más dulcemente hermosas
que has visto,
piedras de miel como luz.
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Como defiende Olvido, la poesía es un lugar donde se guarda la vida; también para los demás. "De hoy en un año... y que todos lo veamos"; gracias porque así haya sido.