viernes, 12 de diciembre de 2008

Poetas de pueblo en la capital

Cuánta razón tiene José Ramón Alonso de la Torre (como siempre) en su artículo de hoy en el periódico. Y cuánta pena me da que así sea...
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POETAS DE PUEBLO EN LA CAPITAL
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Cuando anochece, las capitales extremeñas se llenan de actos culturales que más bien son actos sociales. Suelen acudir casi siempre las mismas personas. Si se trata de una conferencia con calado político, se ven por allí parlamentarios, concejales y simpatizantes del color político del orador. Si se presenta un libro, salvo los familiares del escritor, que varían, el resto son más o menos los de siempre, dependiendo de las filias y las fobias literarias locales, más el grupo local de profesoras de Literatura. Los conciertos de música clásica, sobre todo los de las sociedades filarmónicas, atraen a matrimonios de edad venerable, que se arreglan mucho para la ocasión y comentan a la salida lo bien que ha estado el concierto pues se trata de conciertos que siempre están bien. Y así podríamos seguir con las exposiciones, las pelis de la filmoteca (en la filmo no se proyectan películas, sino pelis), etcétera. Sin embargo, a veces se celebra algún acto que rompe esquemas. Sucedió la otra noche en Cáceres, donde unos tipos de Zarza de Granadilla presentaron los libros de tres escritores muy jóvenes de la zona del Ambroz. Y no había casi nadie habitual. El concejal de Cultura era un perfecto desconocido salvo en Zarza de Granadilla, los poetas eran tímidos, pero hablaban de sus novias, que estaban allí, de falos y de otras inquietudes. Había una chica que trabajaba en una ermita, un zarceño que convierte palacios en hoteles, una dama que se autoproclamaba artista sin que nadie la criticara... Al acabar, casi todos cogieron sus coches y regresaron al pueblo. Fue estupendo.
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J. R. Alonso de la Torre