Me he vuelto a levantar temprano. Todavía no había salido el sol, aunque faltaba poco. La soledad a partir de hoy será difícil. Salgo hacia mi nuevo instituto a comenzar las clases, dispuesto e ilusionado a conocer alumnos, compañeros y horarios. Una novedad a medias ya que este año repetiré en uno de los Centros de los que guardo cariño verdadero. Mucha gente conocida y muchos abrazos y reencuentros. Inevitablemente buscaré entre las nuevas caras (con final triste) el rostro de los compañeros y alumnos que tuve en el curso pasado. Es siempre lo que más me cuesta. Quizá uno sea todavía de esos pocos a los que le gusta su trabajo y desea dejar buenas impresiones y amistades en el camino recorrido. Me pongo en manos del destino, como siempre, confiando en que pase lo mejor que pueda suceder.