Esta madrugada moría Paul Newman a los 83 años, tras perder su lenta y dolorosa batalla con un terrible cáncer de pulmón. Conquistador nato y con ese aire de chulo maravilloso, familiar, poco amigo de homenajes y fiestas, se ha ido con la discreción que siempre le caracterizó. Demócrata de izquierdas, desempeñó un papel destacado en el Movimiento por los Derechos Civiles, participando activamente en el desarme nuclear y colaborando generosamente con donaciones millonarias a distintos fines sociales. Ha sabido envejecer como pocos.
Las películas de ahora y los actores no son como los de antes. De las casi cincuenta películas de Newman recuerdo ahora con triste melancolía La gata sobre el tejado de zinc, La leyenda del indomable, Dos hombres y un destino, El golpe o El color del dinero. Así es como se logra la inmortalidad. Hoy los ojos más azules del cine se han cerrado para siempre.