miércoles, 4 de marzo de 2009

El paisaje de esta tierra

Me ha encantado pasar parte de la tarde de hoy con Álvaro Valverde. Ha venido a Cáceres a hablar de la poesía que se hace en Extremadura, de su recorrido a lo largo de los últimos treinta años. Él forma parte indispensable de nuestra literatura, conductor, maestro, guía o como quiera subtitularse; no puede caber la más mínima duda a este respecto.
Me ha encantado, digo, porque me he encontrado nuevamente (pero desconocido como el primer día) con un hombre contemplativo, interior, reflexivo y autocrítico. En su repaso por las vicisitudes extremeñas, políticas y culturales, ha hecho un recorrido digno y fiel, minucioso; mucha melancolía y nombres de imprescindibles ya desaparecidos.
Álvaro sigue siendo un ser particular que no deja indiferente a nadie, sea por el aspecto que sea. Cercanamente ha leído algún texto propio y otros ajenos que ha utilizado como poética; uno maravilloso de la colombiana Piedad Bonnett que me ha conmovido tanto como a él en su entonación. Al final, en la despedida entre el abrazo fuerte y el rápido café, me ha regalado un librito precioso y cuidado que le publicaron en 2007 en la Universidad de las Islas Baleares dentro de la "Collecció Poesia de Paper" coordinada por Francisco J. Díaz de Castro; entre los entonces inéditos, varios de los que han pasado a formar parte de su reciente Desde fuera (2008). El último de la selección antológica es uno que pertenecerá a un "futuro" libro titulado Imaginario, en cuyos versos encuentro al poeta que yo siempre he conocido, que yo siempre he admirado y que no me cansaré de celebrar; se titula "No somos sino aquello que miramos" y termina asi:
-
he llegado, lo sé, al convencimiento
de que soy el paisaje de esta tierra:
tan esencial, acaso, como él,
como él, quizá, tan pobre.
Ya sólo aspiro a su serena soledad,
a la sabia modestia de su luz transparente
y, en fin, a todo aquello
que él expresa en silencio,
sin recurrir siquiera a las palabras.
-
Quedan pendientes, pues, el reencuentro y las palabras renovadas. Gracias, amigo, siempre, desde dentro...