Muchos días sin poder sentarme delante del blog a escribir. Aunque parezca mentira. Viajes, clases, lecturas pendientes (ya quizá demasiadas), nuevo libro en imprenta y otro en camino...
Acaba de llamarme al móvil mi amigo Manolo y hemos hablado del ayer y del presente. Cuántas cosas buenas vivimos juntos el año pasado en clase y fuera del instituto. Cómo le echo de menos. Me ha emocionado volver a escuchar su voz y sus reflexiones; la gente buena e inteligente están en vías de extinción, pero afortunadamente quedan personas como él que tiene tiempo para acordarse de los amigos e incluso dedicarse a su mujer y a sus hijos, y encima corre maratonianamente todos los días.
Yo aquí, sentado, casi sin tiempo de reflexionar sobre todo aquello que me viene a la cabeza. Qué satisfactorio vivir con los recuerdos tan cercanos, mucho más si son hermosos y llenos de afecto. Queda pendiente un encuentro de cuatro; abrazos, amigo.