Está visto que uno no puede estar tranquilo. Nunca. Cuando parece que todo te sonríe llega un empujón de la vida y te hace caer de bruces, casi sin tiempo para poner las manos y no darte contra el suelo. Sé que esto no es más que un susto sin importancia. Estoy deseando ya recibir una llamada de teléfono y poner ruta hacia la tranquilidad. Sé que sólo será un susto. Quiero creerlo. Nunca estuve más asustado que ahora...
Los cimientos de mi vida parecen tambalearse por una simple fotografía; y encima no estoy ahí para hacer entre todos una piña infranqueable. ¡Qué difícil esto de vivir!