martes, 6 de marzo de 2007

Gabo, el joven octogenario

Siempre me fascinó el primer párrafo de Crónica de una muerte anunciada. Y esas líneas fueron las que me llevaron de la mano a otras de sus novelas, quedándose conmigo tres más, en este orden: El amor en los tiempos del cólera, Cien años de soledad y El coronel no tiene quien le escriba. Hoy Gabriel García Márquez cumple 80 años, una literatura octogenaria que sigue como el primer día: impresionante, deslumbradora, imprescindible.
Querido Gabo, que sigan muchos años más y muchas más páginas. Aquí va el párrafo que todavía me sigue emocionando. Es el mejor regalo de cumpleaños; para mí, claro.
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“El día en que lo iban a matar, Santiago Nasar se levantó a las 5:30 de la mañana para esperar el buque en que llegaba el obispo. Había soñado que atravesaba un bosque de higuerones donde caía una llovizna tierna, y por un instante fue feliz en el sueño, pero al despertar se sintió por completo salpicado de cagada de pájaros. «Siempre soñaba con árboles», me dijo Plácida Linero, su madre, evocando 27 años después los pormenores de aquel lunes ingrato. «La semana anterior había soñado que iba solo en un avión de papel de estaño que volaba sin tropezar por entre los almendros», me dijo.”
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