Sorpresa repulsiva. Sabía que el racismo existía, pero verlo tan claro me repugna. Impotencia. Lágrimas que no me dejan ver el video completo. Imágenes repetidas impunemente en prensa y televisión. Un poco de corazón, por Dios. Qué duro es seguirme viendo representado en esa pobre adolescente ecuatoriana. Ya empieza la hipocresía a disfrazarse de políticos, jueces y periodistas, contertulios de la tele y compañeros de trabajo.
Qué asco tener semejantes así. Dice que le encanta ser famoso por esto. Cobra ya incluso por sus declaraciones. Insulta a los periodistas que le acosan y sale fumando y bebiendo en los bares, rodeado de amigos que le apoyan y le ríen la gracia. Se teme ahora por su libertad, por su integridad. Los violentos están en la calle. No sólo es él. Quizá con gente de su calaña se entienda mejor.