Anoche en Madrid, en el pequeño Teatro Muñoz Seca, vimos desde la cuarta fila (como siempre que puedo) la nueva representación de la divertida Usted tiene ojos de mujer fatal de Enrique Jardiel Poncela. Yo leí la obra hace años y conforme iba avanzando la trama recordaba con asombro algunos diálogos. Me encantaron los decorados de Mingote y el vestuario de los años veinte.
El texto de mi admirado Jardiel muy respetado. Brillante el papel de Oshidori, criado fiel del don Juan de turno, y el del heredero del Marqués que va en busca de los encantos del señor en cuestión. Nos reímos mucho, y eso que la ironía inteligente se escurría a veces en los rápidos desparpajos de los personajes. No ha envejecido nada esta obra de 1934, que va a cumplir ya setenta y cinco años.
Lo que nunca olvidaremos Emma y yo es algo entre llamativo y asombroso: cada vez que Oshidori habla con Francisca (rica e histérica ex amante que tomará el puesto de secretaria del señor, porque sigue enamoradísima y le gusta sufrir) le llama señorita Montánchez. Sí, así es; el apellido de ella es el nombre de mi pueblo.
De fondo, entre risas y aplausos, Montánchez, Montánchez, Montánchez... Grande y siempre sorprendente Jardiel Poncela. Y encima abanderado turístico. Recomendada por muchas razones, sobre todo por un texto talentoso con ese humor inconfundible, antológico, irrepetible y único.